La desinformación se ha convertido en un problema global que afecta tanto a la sociedad como a las plataformas digitales. En América latina, y particularmente en la Argentina, este fenómeno alcanzó niveles alarmantes, según un reciente estudio realizado por la empresa Sherlock Communications.
Este informe revela cómo los ciudadanos perciben y reaccionan ante las noticias falsas, y también acerca del papel crucial que los medios tradicionales deben jugar para combatir esta amenaza.
El informe destaca que más de la mitad de los argentinos (51%) identificó noticias falsas en las plataformas de Meta, como Facebook, Instagram y WhatsApp. Además, un 32% descubrió posteriormente que el contenido que había consumido era falaz, mientras que solo un 9% aseguró no haberse encontrado nunca con este tipo de información. Estas cifras reflejan la magnitud del problema en el país y plantean interrogantes sobre cómo enfrentarlo.
La situación no es exclusiva de la Argentina. En otros países de la región los índices son similares: Colombia lidera con un 61% de usuarios expuestos a fake news, seguido de México (56%), Perú (55%), Brasil (54%) y Chile (51%). Esto evidencia que la desinformación es un problema regional que trasciende fronteras y plataformas.
El estudio también analiza el papel de Meta, empresa propietaria de algunas de las plataformas más utilizadas en la Argentina. WhatsApp, por ejemplo, es empleada al menos una vez por hora por el 70% de los argentinos, lo que la convierte en un canal clave para la difusión de noticias falsas. Instagram (34%) y Facebook (27%) también tienen una alta frecuencia de uso.
Ante este panorama, la decisión reciente de Meta de eliminar verificadores de datos en los Estados Unidos y reemplazarlos por “Notas de la comunidad” ha generado preocupación en América latina.
Según dijo a iProfesional Patrick O’Neill, socio gerente de Sherlock Communications, “la decisión de Meta no sería popular entre sus usuarios en América latina. Las grandes empresas tecnológicas deben considerar que este tipo de cambios afectan su reputación en la región, influyendo no solo en la credibilidad, sino también en la adopción y participación en sus plataformas”.
El informe revela que el 70% de los argentinos consideró que Meta no tiene un “derecho democrático” para permitir la distribución de noticias falsas simplemente por ser una empresa privada. Además, el 82% dijo creer que debería ser obligatorio para Meta eliminar contenido falso, desactivar cuentas y cooperar con las autoridades cuando exista riesgo real para la seguridad pública.
¿Cómo enfrentan los usuarios las noticias falsas?
A pesar del reconocimiento generalizado del problema, las acciones individuales para combatirlo son limitadas. Solo el 20% de los encuestados afirmó realizar comentarios públicos para corregir información falsa, mientras que el 49% evita interactuar con este tipo de contenido. Esto deja un vacío significativo en el combate contra las fake news a nivel usuario.
Cuando se trata de verificar información dudosa, el 58% recurre a buscar datos adicionales en Internet y el 40% consulta medios tradicionales. Este último dato subraya la importancia del periodismo profesional como una fuente confiable en tiempos donde la desinformación prolifera.
El papel central del periodismo profesional
En medio del auge de las redes sociales como principales fuentes informativas, los medios tradicionales aún desempeñan un papel crucial. Según O’Neill, “la confianza en los medios tradicionales resalta su responsabilidad como pilar fundamental para combatir la desinformación”. Esto se refleja en que muchos argentinos recurren a estos medios para confirmar o desmentir información encontrada en redes sociales.
Sin embargo, este rol no está exento de desafíos. La velocidad con la que se propagan las fake news supera muchas veces la capacidad de respuesta tanto de los periodistas como de las plataformas digitales encargadas del fact-checking. Por esta razón, es fundamental fortalecer las herramientas tecnológicas y fomentar alianzas entre medios tradicionales y plataformas digitales para abordar este problema.
Patrick O’Neill
Desinformación: un desafío regional
El informe pone énfasis en los patrones comunes observados entre los seis países latinoamericanos analizados: la Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú. En todos ellos se percibe una creciente preocupación por el impacto social y político de las noticias falsas.
A pesar de que el fact-checking sigue activo en América latina, su efectividad es limitada frente al volumen masivo de contenido desinformativo generado diariamente. Este contexto plantea preguntas sobre qué medidas adicionales pueden implementarse para mitigar los efectos negativos.
El futuro: regulación y responsabilidad compartida
La mayoría de los encuestados (82%) consideró necesario imponer regulaciones legales a las plataformas digitales para garantizar un entorno informativo más seguro. Esto incluye eliminar contenidos falsos e implementar mecanismos más estrictos para prevenir su difusión.
Además, otras plataformas populares fuera del ecosistema Meta también tienen un rol importante que jugar. YouTube (88% de uso) y TikTok (51%) son canales masivos donde circula información sin filtros adecuados. Según el estudio, estas empresas deberían asumir una postura más activa en la lucha contra la desinformación mediante herramientas avanzadas para verificar contenido.
La investigación evidencia que combatir la desinformación requiere esfuerzos conjuntos entre usuarios individuales, medios tradicionales y plataformas digitales. Si bien cada actor tiene responsabilidades específicas, es crucial fomentar una estrategia integral que combine educación mediática para los ciudadanos con políticas regulatorias claras y tecnología avanzada.
Según O’Neill, “la batalla contra las noticias falsas no puede librarse únicamente desde un frente; requiere colaboración entre todos los actores involucrados”. Frente a este desafío global con profundas implicancias locales, América latina tiene la oportunidad —y la necesidad— de liderar iniciativas innovadoras para proteger su ecosistema informativo.