En apenas dos días, el crudo Brent, principal referencia mundial, descendió un 13% y cerró en torno a los 66 dólares por barril. En Estados Unidos, el West Texas Intermediate (WTI) se ubicó cerca de los 61 dólares, por debajo del umbral de rentabilidad para muchas empresas del sector.
De acuerdo con datos del Banco de la Reserva Federal de Dallas, numerosas compañías necesitan un precio de al menos 65 dólares por barril para perforar de forma rentable en cuencas como la del Pérmico, en Texas. El escenario se ve agravado por el aumento de los costos de operación, impulsado por los aranceles del 25% sobre el acero impuestos recientemente por el gobierno de Estados Unidos.
El movimiento descendente en los precios fue atribuido a dos factores principales: el anuncio de un aumento inesperado en la producción de la OPEP+ y la decisión del expresidente Donald Trump de implementar nuevos aranceles, lo que generó incertidumbre en los mercados. Según Bloomberg, “el momento del anuncio de la OPEP se sintió como si se hubieran amontonado”, en palabras de Al Salazar, jefe de investigación macro de petróleo y gas de Enverus.
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La consultora Goldman Sachs redujo su proyección para fin de año del Brent en 5 dólares, ubicándola también en 66 dólares por barril. Otras firmas, como UBS y Enverus, ajustaron sus pronósticos de crecimiento de la demanda global, con recortes de hasta un 50% respecto de las estimaciones iniciales para 2025.
Desde el punto de vista geopolítico, el impacto varía según la región. En Europa, la baja en los precios podría significar un alivio para la demanda de gas natural licuado (GNL), al reducir la presión sobre los precios spot. Alemania, en particular, enfrenta desafíos para llenar sus reservas de gas para el próximo invierno.
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En cambio, los países productores agrupados en la OPEP+ podrían enfrentar presiones fiscales. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), Arabia Saudita e Irak necesitan precios por encima de los 90 dólares por barril para equilibrar sus presupuestos, mientras que Kazajistán requiere un precio superior a los 115 dólares.
En Estados Unidos, los analistas consideran que la estrategia de expansión de la producción petrolera se enfrenta a nuevos límites. “No creo que ‘perfora, nene, perfora’ fuera nunca una realidad a corto plazo para los productores estadounidenses”, declaró Leo Mariani, analista de Roth Capital Partners, citado por Bloomberg. Josh Silverstein, de UBS, añadió que “este movimiento de la OPEP ha sido el motor adicional para empujar a la gente a considerar un escenario con precios por debajo de los 60 dólares”.
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Mientras tanto, el índice energético S&P 500, que agrupa a compañías estadounidenses del sector hidrocarburífero, cayó un 16% en las últimas jornadas. Entre las firmas más afectadas se encuentran APA Corp, Diamondback Energy y Baker Hughes, con pérdidas superiores al 20%.