La llegada de la primavera, como cada año, resurge un gran dolor de cabeza para productores y vecinos de la meseta de Chubut y de otras zonas de la precordillera, ante la reaparición de la tucura sapo, una especie invasora que provoca grandes pérdidas económicas.
Es que este insecto herbívoro, que pertenece al mismo orden que los saltamontes y las langostas, se alimenta de la vegetación y, en grandes cantidades, se transforma en una plaga que arrasa con sembradíos y hasta tapa fuentes de agua.
Aunque comparte similitudes con la langosta, la tucura se diferencia porque no vuela en grandes enjambres y porque tiene antenas y patas traseras más cortas. El problema surge especialmente en primavera y verano, cuando su población crece de manera explosiva e invade campos y zonas urbanas.
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Las complicaciones de esta especie invasora afectan a vecinos y a productores.
Ilustrativa/Gobierno de Chubut
En Tecka, la presencia de la tucura sapo comenzó a notarse con fuerza hace unos cinco años. Desde entonces, el intendente Jorge Seitune gestiona cada temporada recursos y acompañamiento de organismos como el Gobierno provincial, SENASA e INTA para intentar contener el avance.
La zona rural de Pocitos de Quichaura ha sido una de las más golpeadas, y en los últimos días se han registrado ejemplares jóvenes en el propio casco urbano de Tecka.
“Es una preocupación que se repite todos los años”, reconoció Seitune, al confirmar que el municipio volverá a sumarse a los operativos de control.
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Las fumigaciones buscan menguar la invasión que afecta cada año a Chubut.
Ilustrativa
La ley establece que cada productor es responsable de cuidar su establecimiento, pero la magnitud de la plaga hace necesario un trabajo coordinado. El daño no es menor: la tucura consume el pasto que alimenta a los animales, afecta cultivos y llega incluso a obstruir aguadas en los campos.
Frente a esta situación, productores y técnicos del INTA comenzaron a incorporar nuevas tecnologías. En los últimos meses probaron el uso de drones agrícolas para fumigar grandes extensiones de terreno. La idea es sumar una herramienta más ágil, económica y segura para controlar el insecto sin necesidad de complejos mapeos.
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Los operativos se realizan con productos autorizados por SENASA, principalmente cipermetrina y deltametrina, aplicados en las áreas que los productores identifican como más afectadas. Aunque erradicar la tucura sapo resulta casi imposible, los planes buscan reducir al máximo su impacto y evitar que la plaga siga ganando terreno en la región.