5, junio, 2025

Padres de cristal? Por qué hoy la crianza estresa más y cómo evitarlo

La crianza es biográfica y trascendental. En la época de la inmediatez y el multitasking, donde convergen el tener que hacer y los estándares de ser una buena madre y/o un buen padre, el estrés parental, un estado de malestar emocional vinculado a la tarea de criar a los hijos y a los sentimientos de incapacidad en esta función, se posiciona como un síntoma de época.

Como se habla de jóvenes de cristal, ¿estamos también ante una generación de padres más frágiles? ¿El contexto condiciona más o los nuevos modelos de crianza exigen mayores presiones? “Entre las múltiples exigencias de perfección que la vida contemporánea impone, ‘ser los mejores padres’ se ha convertido en un precepto superyoico feroz. Ante cualquier mínima muestra de disfuncionamiento de sus hijos, los padres vivencian un fracaso personal y esta frustración se la transmiten a sus pequeños”, señala en diálogo con Clarín Agustina Fernández, especialista en adolescentes y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).

Y sí, las fuentes consultadas coinciden en que los padres de hoy están mucho más agotados que los de antaño. Además de las tareas domésticas y laborales, hoy se enfrentan a múltiples responsabilidades: infinitos traslados, intercambios escolares, turnos médicos y un sinfín de actividades. El contexto económico y la vivencia de desamparo psíquico que producen la incertidumbre suman dosis de estrés. Además, la construcción de hábitos de higiene y cuidado personal requiere tiempo y dedicación, un recurso escaso en la era moderna.

Alejandra Doretti es psicoanalista y psiquiatra del Departamento de Niños y Adolescentes de APA. Dice que esta realidad genera en los padres la sensación de que no tienen los recursos necesarios para cumplir con todas las expectativas. “Lo viven como una sucesión de demandas y exigencias imposibles de satisfacer que los abruman”, expresa.

Y cuenta que los chicos también están sometidos a presiones de éxitos rápidos y precoces. “Vemos a niñas de 7 u 8 años vestirse como sus ídolas adultas cuyas vidas están expuestas desde el inicio en las redes para consumo e imitación de sus seguidoras. De igual forma, muchos chicos no ‘juegan’ simplemente al fútbol sino que lo hacen con la premisa de ser talentosos y rendir al máximo, a veces para llevar adelante sueños frustrados de sus padres o cumplir expectativas económicas”, relata.

¿Cómo impacta el estrés parental en la crianza de los hijos? “El impacto es directo y profundo. Los niños no solo conviven con lo que les decimos sino también con lo que sentimos. La irritabilidad del adulto se filtra en el vínculo con su hijo. Por eso, representa un asunto de salud pública: estas generaciones están creciendo sin adultos disponibles emocionalmente lo cual repercute en la salud mental, en el vínculo con el aprendizaje y en qué adultos serán mañana”, reflexiona Laura Krochik, consultora en crianza y vínculos.

Crianza en soledad

¿Qué cambió con respecto a otras épocas?

“Antes se criaba desde la autoridad y el mandato de obediencia. Hoy, sabemos que la infancia necesita mucho más que normas: demanda escucha, presencia, empatía y disponibilidad emocional. Por otro lado, antes había más redes y referentes compartidos, pero ahora muchas madres y padres crían a ciegas, sin modelos claros. A esto se le suma la sobreinformación y la hiperexposición en redes sociales que idealizan la crianza y generan una sensación constante de estar fallando”, reflexiona Josefina Saiz Finzi, psicoanalista y miembro de APA.

Los abuelos de hoy ya no representan una generación de soporte en las funciones parentales. Ahora, sumergidos en sus propios proyectos y búsquedas, trabajan, estudian y/o viajan. Muchos siguen activos en el mercado laboral y no tienen disponibilidad en tiempo. “Tenemos que tomar conciencia de que ya no podemos contar con ellos como una red automática de sostén. Muchas familias se enfrentan a la crianza sin esa ayuda y esto también genera más exigencia, cansancio y soledad”, aconseja Krochik.

Por otro lado, la vida moderna diluyó a las redes de contención (vecinos, tíos, amigos) que históricamente formaban las familias para acompañar el cuidado de los más chicos. Es que las grandes ciudades, el ritmo laboral, los horarios corridos y el ensimismamiento que generan los dispositivos, nos fueron aislando.

Lo vincular se volvió más frágil. Podés tener miles de contactos en el teléfono, pero sentirte completamente solo cuando no sabés cómo acompañar un berrinche o una crisis escolar. Hay menos conversación cara a cara, menos disponibilidad y presencia real. Todo esto nos deja sin hombros donde apoyarse cuando el cansancio aprieta”, considera Krochik.

En primera persona: ¿cómo gestionar el estrés parental?

“Las tareas de cuidado siguen estando feminizadas. Criamos muy solas y, en ocasiones, en contextos adversos donde la conciliación laboral es casi imposible. Estar agotada no es sinónimo de desamor ni de arrepentimiento. Por suerte, en las épocas que corren, es más visible y menos mal visto”. Así describe Carla Orsini (41) al estrés parental.

Es madre de seis hijos, médica pediatra y divulgadora de temas referidos a la crianza (tiene una comunidad en Instagram que cuenta con más de 460 mil seguidores). “Si bien los disfruto mucho, también necesito un poquito de aire, un oasis en el caos diario. Por eso intento (no siempre lo logro) tener micromomentos (tomar un café, leer un libro) que me conecten con mis necesidades. Nuestros hijos nos necesitan bien”, expresa.

Carla Orsini es madre de 6 hijos, médica pediatra y divulgadora de temas referidos a la crianza.

¿Cómo gestionas el agotamiento? “Esos días colapso muy fácilmente, porque mi umbral de paciencia es mínimo y cualquier situación me saca de eje. Pero aprendí a darme cuenta cuándo estoy a punto de rebalsar y ahí freno: cambio de aire, pongo música y respiro hondo. Es clave es buscar ayuda y entender que no tenemos que poder con todo”, responde.

Sofía Garay (43) es médica endocrinóloga, diplomada en obesidad y tiene 5 hijos de entre 5 y 12 años (entre ellos, trillizos). Define a la maternidad como una gran aventura y una escuela de vida donde se aprende a sortear distintas dificultades. “A veces es muy absorbente. No todo está bajo control, hay cosas que se nos van de las manos”, reconoce.

¿Cuáles son los momentos de caos? El humor con que cada uno despierta, la hora del desayuno, las peleas entre hermanos. “Me salva la alegría, encarar todo con una sonrisa. Si estoy desbordada, prefiero llamarme al silencio o ver de qué manera me autorregulo para poder enfrentar la situación”, describe. También le ayuda la parte espiritual, rezar en familia, la música y manifestar su estado anímico con un “hasta acá puedo: ahora, necesito ayuda”.

Sofía Garay (43) es médica endocrinóloga especialista en obesidad y tiene 5 hijos de entre 5 y 12 años.

En su tetris de logística familiar, descubrió cómo respetar sus pequeños espacios de re enchufe y los momentos en blanco para hacer algo personal. “Queremos estar en muchos lugares al mismo tiempo. Nos cuesta dejar de hacer cosas y decir que no. Me sirve disminuir la cantidad de lecturas e información que nos lleva a pensamientos negativos y nutrirme de personas positivas que inspiren con sus mensajes”, enfatiza.

¿Cómo regula los sobreestímulos de las redes sobre la maternidad? “Intento focalizarme en lo urgente de cada hijo para evitar perderme con tanta información. Es importante tener autocompasión en el camino y pedirles disculpas a mis hijos si tuve una mala intervención”, asegura.

Los límites en las infancias

El lugar de la infancia en la sociedad también cambió: los chicos tienen más voz, espacios y derechos. Pero este avance también implica una gran responsabilidad para los adultos. “Aprender a poner límites sin violencia, acompañar sin invadir y cuidar sin anular. La crianza requiere conciencia, formación, trabajo interno y sostén externo. Es otro paradigma y estamos aprendiendo a habitarlo”, explica Saiz Finzi.

Ya no rigen los viejos modelos de autoridad ni la puesta de límites rígidos e incuestionables de generaciones anteriores. Ahora, los padres temen ser rechazados por sus hijos o que los vínculos se tornen distantes si al ejercer su autoridad estos se enojan con ellos.

“En consecuencia, suelen plantear vínculos de simetría: el “padre amigo”, en un intento de no repetir situaciones que tal vez ellos han vivido con sus propios padres. Pero, en realidad, la asimetría real de adultos y niños es la que nos permite cuidarlos y tomar las decisiones que ellos de ningún modo están capacitados para hacer. No es lo mismo permitirles elegir el deporte que les gusta que dejar en sus manos la decisión sobre los horarios de sueño, la compra del primer celular o el tiempo ante las pantallas”, razona Doretti.

Lo importante es que los límites se hagan desde el cuidado y el amor. “Cuando los adultos no ejercen su rol, los chicos quedan sueltos en un mundo sin estructura estable, sin fronteras entre lo que está bien y lo que está mal y sin tolerancia a la frustración. La falta de límites los convierte en tiranos”, amplía Fernández.

Claves para lidiar con el estrés parental

Para Saiz Finzi es primordial el encuentro con los hijos. “La co-creación de experiencias sensibles ligadas al juego son experiencias psicológicas vitales que le permiten al sistema nervioso liberar endorfinas y oxitocina (hormonas del amor y placer) y alejar el cortisol tóxico del estrés”, dice.

Y Krochik recomienda: “No estamos hechos para criar en soledad: hacer tribu es una necesidad humana. Buscar conexión con otros padres del colegio, del club, del barrio con amigos que estén en la misma etapa implica un gran alivio. El hecho de poder decir “yo también estoy agotada/o”, “esto me angustia”, “no sé qué hacer” y sentir que no estamos solos cambia todo”. Sugiere revisar nuestras creencias y todo aquello que traemos a la crianza sin darnos cuenta porque “cuando un adulto se revisa, algo en el niño se alivia”.

Las especialistas también aconsejan realizar una consulta profesional cuando sea necesario para obtener orientación y herramientas. El mensaje es claro: si no hay una sociedad que cuide a quienes crían, estamos hipotecando el futuro.

AS

Más Noticias

Relacionadas

Bienalsur presentó su programación 2025 en la sede de la UNESCO en París

Bienalsur presentó su programación 2025 en la...

INDEC: la inflación de abril fue de 2,8% a nivel nacional

El INDEC, Instituto Nacional de Estadstica y Censos,...

Comerciantes piden que se termine el SEM en Esquel

Aseguran que sólo persigue fines recaudatorios y la plata...