La reciente suspensión del transporte para los cartoneros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no es un simple inconveniente logístico. En realidad, ataca un sistema de reciclaje ejemplar, reconocido nacional e internacionalmente por su gestión integral e inclusiva de residuos. Este conflicto amenaza con desmantelar una co-gestión entre cooperativas de recuperadores urbanos y gobiernos municipales que ha sido fundamental para elevar los niveles de reciclaje e integrar a miles de trabajadores.
La verdadera importancia del sistema cartonero en CABA
Para entender el alcance de esta medida, es clave ver el impacto que tiene este sistema:
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Un modelo de inclusión que funciona: El corazón de este sistema es la co-gestión entre los cartoneros organizados en cooperativas y el gobierno. Se basa en la recolección diferenciada puerta a puerta, llevada a cabo por los propios recuperadores, quienes conocen cada rincón y tienen un vínculo directo con vecinos y comerciantes.
Por 18 años, el transporte de los cartoneros fue una pieza clave y garantizada. Nació de la necesidad, ya que el transporte público era insuficiente y costoso para ellos. Hoy es un derecho adquirido que permite a más de 3.500 trabajadores llegar a sus zonas de trabajo y asegurar un servicio de higiene urbana vital. Su suspensión es una grave vulneración que pone en riesgo miles de puestos de trabajo, un claro retroceso en la inclusión laboral.
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Impacto ambiental y económico masivo: El sistema de CABA es pionero en el país y, después de 14 años, integra a 6.500 recuperadores urbanos.
Solo en CABA, se recuperan más de 400 toneladas diarias de materiales reciclables, lo que significa un ahorro millonario para el Estado. A nivel nacional, los cartoneros recolectan hasta 10.000 toneladas de residuos reciclables por día.
Este trabajo es clave para el ambiente: reduce 9.5 millones de toneladas de CO2 equivalente y evita otras 232.5 millones de toneladas de CO2 equivalente al prevenir la quema en basurales. Son actores fundamentales en la lucha contra el cambio climático.
Además, este sistema impulsa la Economía Circular, fomenta el desarrollo de una industria del reciclaje, genera empleo genuino y contribuye a la sustitución de importaciones.
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El transporte, un golpe al bolsillo: Actualmente, los recuperadores de CABA que vienen de la Provincia reciben un incentivo salarial de $390.000. Si se suspende el transporte, tendrían que gastar alrededor del 20% de sus ingresos solo para llegar a sus trabajos. Esto es crítico, ya que el sistema busca asegurar un ingreso básico y un complemento salarial en un sector ya precario.
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Reconocimiento global de un modelo a seguir: El modelo de CABA ha sido una inspiración y se ha replicado en cientos de municipios de Argentina, consolidándose en todo el país.
Las experiencias de las cooperativas cartoneras han ganado el reconocimiento de organismos públicos, ONG, comunidades y centros universitarios.
Organismos como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reconocen a los cartoneros como trabajadores, apoyando sus demandas por derechos laborales. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a través de la “Iniciativa Regional para el Reciclaje Inclusivo”, también aborda la formalización de recicladores informales, destacando la relevancia de este enfoque en la región y el mundo. Otros países, como Brasil y Colombia, han desarrollado modelos similares o se han inspirado en el argentino.
En síntesis, la suspensión del transporte a los cartoneros de CABA no es un simple ajuste. Es un ataque a un sistema que ha demostrado ser sostenible ambientalmente, viable económicamente y justo socialmente. Este modelo, construido con años de esfuerzo y organización, es un referente para una gestión de residuos más equitativa y eficiente.
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