El regreso de Santiago Caputo a la arena digital no fue un gesto menor ni un simple capricho de campaña: fue un movimiento estratégico para reposicionarse en la interna libertaria y, de paso, exhibir la magnitud de su poder frente a los Menem y Karina Milei. Después de semanas en las que su tropa parecía haber bajado los brazos por el impacto del “Audiogate”, el escándalo que salpicó al oficialismo y puso bajo sospecha a la Secretaria de la Presidencia y a los hermanos riojanos, Caputo decidió desempolvar su maquinaria digital. El resultado fue inmediato: el hashtag #YoVotoLLA se convirtió en tendencia mundial, eclipsando el ruido interno y humillando a sus rivales.
La movida fue interpretada como un mensaje doble. Por un lado, Caputo dejó en claro que su alineamiento con Javier Milei no está en discusión, aun cuando libra una interna despiadada con el clan Menem por el rumbo político del espacio. Por otro, mostró que el músculo de su ejército digital sigue intacto y puede inclinar la conversación pública con apenas una orden. El contraste con el acto de Moreno (organizado por Sebastián Pareja y el Nene Vera, bajo el paraguas de Karina y los Menem), cuestionado por su convocatoria, el aparato digital de Caputo impuso agenda en redes y proyectó fortaleza en el universo simbólico que tanto obsesiona al mileísmo.
En ese despliegue no faltaron figuras conocidas del mundo digital libertario. El “Gordo Dan”, referente del ejército de trolls que responde a Caputo, volvió a escena con un mensaje que combinó lealtad al Presidente y un tiro por elevación contra las listas armadas por Pareja. “Podrán gustarte más o menos las listas, podrá gustarte más alguna medida o personaje menor del gobierno, pero jamás hay que soltarle la mano al Presidente que destruyó la inflación en la Argentina”, arengó, antes de dar la orden: “Que #YoVotoLLA sea tendencia YA”. Minutos después, el trending topic confirmaba que la tropa seguía viva y disciplinada.
El éxito de la operación digital obligó incluso a Martín Menem a subirse al carro, en lo que desde el sector de Caputo se celebró como una suerte de desagravio después de semanas de desgaste. Fue una demostración de que, en el tablero libertario, la batalla por el control de la comunicación sigue siendo decisiva.
Pero Caputo no se limitó a las redes. Esta semana conversó con algunos periodistas y dejó entrever que es optimista respecto de la capacidad del gobierno para recuperar el control de la agenda, más allá de los golpes de las últimas semanas. Reconoce que la interna con los Menem es áspera, aunque aclara que no tiene “bloqueado” a Lule, con quien aún mantiene canales de diálogo. Sin embargo, admite que sus consejos políticos no son escuchados por Karina Milei ni por sus laderos, y que esa desatención explica varios de los reveses recientes: desde la derrota en Corrientes hasta el riesgo de un traspié en la provincia de Buenos Aires.
El episodio también sirvió para subrayar un dato político: el “descanso” que Caputo se había tomado no fue un retiro, sino un repliegue táctico. Reapareció justo a tiempo para apuntalar el cierre de campaña, y mostrar que sin él el mileísmo es vulnerable en la batalla de las redes.
por R.N.