Peter Lamelas, el médico cubano-americano que Donald Trump eligió como futuro embajador en la Argentina, no deja dudas sobre su visión del mundo ni sobre su papel en la estrategia geopolítica que busca tender un puente ideológico con Javier Milei. “Cubano de nacimiento, estadounidense por la gracia de Dios, he tenido la suerte de vivir el sueño americano”, escribió en su perfil de LinkedIn. Su historia personal es, según él mismo dice, inseparable de su vocación política.
Lamelas huyó con su familia de la Cuba revolucionaria a los 4 años, en un barco de la Cruz Roja, y esa experiencia lo marcó para siempre. Lo cuenta con detalle: caminatas entre insultos, expropiaciones a su familia, la imagen de Fidel Castro robándole el Chevrolet nuevo a su padre. “Nos llamaban gusanos”, recuerda. La figura de Castro, que un día se apareció en su casa y acarició su cabeza pelirroja de niño, quedó como un símbolo traumático de la opresión. Décadas después, dice que ese gesto le dejó “un veneno duradero”.
Esto no les gusta a los autoritarios
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Empresario exitoso en Florida, fundó MD Now, la mayor red de clínicas de atención rápida del estado, y luego la vendió. Ya retirado, se convirtió en un donante clave del Partido Republicano. En 2024, aportó más de 500 mil dólares a las campañas de Trump, Marco Rubio, Ron DeSantis y otras organizaciones afines. Ahora, se dispone a cambiar su casa en West Palm Beach por una embajada en Buenos Aires.
Pero su llegada a la Argentina no será diplomática “en el sentido clásico”. Durante su presentación ante el Senado estadounidense, Lamelas dejó en claro su programa: quiere “limitar la influencia maligna de China”, “apoyar a Milei” para que gane las elecciones de medio término y “trabajar para que Cristina Kirchner tenga la justicia que se merece”. Su tono fue más político que institucional, y confirmó su alineamiento absoluto con la nueva era conservadora que él ve en marcha.
Argentina, según Peter Lamelas: “Rebozante de belleza y potencial”
Para Lamelas, Milei representa una esperanza anticomunista y un aliado natural de la derecha estadounidense. “Milei trae la misma convicción para cambiar el status quo que el Presidente Trump”, escribió sobre el encuentro entre ambos en Mar-a-Lago. Ve a la Argentina como un país “rebozante de belleza y potencial”, pero asediado por el estatismo y la decadencia.
En su visión, la alianza entre Milei y Trump no es táctica, sino ideológica y existencial. Una cruzada por la libertad económica, contra el populismo y contra las potencias autoritarias. En sus palabras, se abre “una nueva era de crecimiento económico para ambos países”. Ya no se trata de “relaciones comunes”, como en los 90, sino de un alineamiento total. Y Lamelas promete estar en el centro de esa construcción.
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De Palm Beach a Buenos Aires, con el anticomunismo como bandera
La nominación de Peter Lamelas debe leerse como un gesto político más que como un nombramiento diplomático convencional. Su rol en Buenos Aires no será sólo el de representar a Washington: será el de consolidar una alianza ideológica continental que une a dos gobiernos disruptivos, obsesionados con la eficiencia estatal, el achicamiento del Estado y la confrontación con el socialismo.
La experiencia de vida de Lamelas lo convierte en un militante fervoroso contra cualquier sistema que identifique con el comunismo. En sus textos, la historia argentina se funde con la suya propia. Habla de expropiaciones, defaults y autoritarismo económico como si describiera “el camino que llevó a Cuba al abismo”.
Lamelas cree que su misión es acompañar un momento bisagra. Para él, Milei no solo admira a Trump: es su espejo del sur. Su rol como embajador, dice, será el de construir una “relación de grandeza como nunca antes”. Y en ese relato, no hay matices: China es una amenaza, Cristina representa la impunidad, y el futuro depende de una cruzada común entre ambos países.
En Washington, su confirmación en el cargo parece encaminada. En Buenos Aires, su aterrizaje marcará el inicio formal de una etapa de relaciones bilaterales signadas por la afinidad ideológica. Peter Lamelas no llega a la Argentina a negociar acuerdos: llega a fortalecer una alianza que él mismo define como una “nueva era”.
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