25, noviembre, 2024
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    Los cortes de luz en el verano son una estrategia deliberada o un error de Javier Milei

    ¿Jugada maestra para culpar al kirchnerismo o un nuevo error que puede costar caro en las elecciones legislativas 2025? El anuncio del gobierno sobre una posible crisis de cortes masivos de electricidad en verano volvió a poner sobre el tapete la calidad de la comunicación política.

    Entre los consultores, la estrategia de “abrir el paraguas” antes de que un problema ocurra y avisar de antemano que será culpa del gobierno anterior por no haber hecho las inversiones necesarias es considerada, en principio, como un arma política válida. Pero también tiene sus riesgos si no se toman los recaudos.

    Después de todo, la ocurrencia de una gran crisis no puede descartarse: en el verano de 2023, ante una ola de calor se llegó a un pico de 120.000 usuarios sin luz, lo cual sucumbió al gobierno peronista en un duro debate interno. En aquel momento, las facciones más radicalizadas del kirchnerismo volvieron a plantear que la solución era la reestatización, pero el ministro y candidato en ciernes Sergio Massa prefirió aplicar multas y nombrar veedores en el directorio de Edesur, una medida más bien simbólica y con poco efecto práctico.

    Ya en plena campaña electoral, la oposición de entonces no dudó en sacar provecho político de la situación. Javier Milei y Patricia Bullrich fueron particularmente duros al señalar al gobierno peronista como responsable de la situación y lo acusaron de que, al acusar a Edesur ante la justicia, lo único que querían hacer era esquivar sus propias culpas.

    “La verdad es que durante 20 años se les pisó las tarifas a las empresas. Y las empresas qué hacen, defienden el flujo de costos, dejan de invertir y pasan esas cosas. Ya pasó en el 89, cuando se fue Alfonsín”, decía el entonces candidato Milei. Y llegó a comparar el colapso energético con la tragedia ferroviaria de Once: “Son situaciones generadas por un Estado que regula de tal manera que hace que las empresas no tengan incentivos para invertir. Y después aparecen los desastres que cuestan vidas”.

    Cortes de luz: ¿señales de improvisación de Javier Milei?

    Hoy, los lugares están cambiados, y los opositores de ayer que advertían sobre la responsabilidad estatal son hoy los funcionarios que deben enfrentarse al seguro enojo de la opinión pública. Por lo pronto, quedó en evidencia el nerviosismo del oficialismo ante una crisis energética y también cierto grado de improvisación, cuando el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, desmintió al propio jefe de gabinete, Guillermo Francos, respecto de que habría cortes programados para los usuarios.

    Por su parte, el vocero presidencial, Manuel Adorni, intentó eludir la situación incómoda al afirmar que “hablar del verano es hacer futurología”. Pero los expertos en el tema energético no se muestran optimistas: a los problemas de distribución de la red eléctrica, que ya existen desde hace años, se está agrando ahora un déficit también en la generación, lo cual tornaría inevitable los apagones si el termómetro sube más de la cuenta en diciembre y marzo, los meses en que el AMBA tiene el mayor nivel de demanda.

    Los cortes que sufrió el gobierno de Alberto Fernández tuvieron un promedio de duración de 20 horas, lo cual generó protestas masivas. No se trató del momento más grave, ya que en la gestión de Cristina Kirchner habían llegado a 44 horas, pero igual la población notó el deterioro, porque en la gestión macrista se había logrado bajar la marca a 14 horas.

    Ahora, Milei tendrá otro factor que, eventualmente, podría jugar en contra: ya se realizó una fuerte suba de tarifas, y eso puede extremar la impaciencia de los usuarios.

    Los cortes de luz: ¿se trata de un error de Javier Milei o de una estrategia?

    Lo cierto es que el tema quedó instalado en la agenda, y todavía no está claro si este será un hecho positivo o negativo para el gobierno.

    Para Diego Dillenberger, experto en comunicación política, fue un error el episodio de las desmentidas entre los propios funcionarios respecto de cómo serán los cortes.

    “No supieron explicar que programar los cortes es mucho más sano que hacerlo como se hizo durante el kirchnerismo, con un apagón que te agarra por sorpresa. Uno así puede prever y programar su vida, saber si dentro de dos días vas a tener un corte de cuatro horas, si la mercadería va a aguantar en el freezer. Es preferible eso a que te tome por sorpresa”, sostiene Dillenberger.

    Y advierte que, en caso de que se vea como inevitablemente una crisis, el propio Milei debería salir a explicar lo que ocurrió con la red eléctrica y el tiempo que llevará restaurarla. “Para eso es que sirven las cadenas y no para lo que hicieron con el presupuesto. Pero te muestra que hay una grave descoordinación de la comunicación, y las encuestas muestran que la luna de miel se está agotando rápidamente”, agrega.

    Se nota cierto consenso de los politólogos sobre los problemas de comunicación, sobre todo por la falta de explicaciones sobre qué obras se están haciendo para prevenir los apagones. El hecho de que el gobierno haya hecho una prédica sobre el congelamiento de la obra pública, en el marco del plan de austeridad fiscal, podría volverse en contra en un verano caluroso y con apagones. Y remarcan que el “abrir el paraguas” se transforma en un arma de doble filo.

    “A veces suele funcionar el aviso de un problema a mediano plazo. Dependiendo de la gravedad. ¿Por qué? porque si avisaron, y luego no hubo problemas graves, entonces el gobierno puede mostrar que tuvo la capacidad de evitar el mal mayor“, argumenta el politólogo y encuestador Gustavo Córdoba.

    Pero también advierte cuál es el riesgo de la estrategia: “Si, por el contrario, se generan grandes problemas durante el verano, y el gobierno, salvo anunciar el problema, no lo gestiona ni lo administra positivamente, puede transformarse en un gran dolor de cabeza”.

    En el trasfondo del debate, quien gane la batalla de la opinión pública será el que sea capaz de argumentar que la culpa es del otro. Y la advertencia que los expertos le hacen a Milei es que una cosa es hablar de la “pesada herencia” cuando recién se produjo el recambio gubernamental y otra es hacerlo después de un año, y ya con un tarifazo en las espaldas.

    “En parte del público prenderá el argumento de la desinversión peronista por el retraso tarifario, y eso podría amortiguar el malhumor. Pero hay que ver cuál es el tamaño del problema, porque cuando vos tenés malas noticias, son malas noticias. Después de un año, ya los costos empiezan a ser del gobierno actual, más allá de que haya un cierto reconocimiento la herencia recibida”, apunta el politólogo y consultor Carlos Fara.

    La batalla sobre las tarifas en la electricidad en los últimos años

    Gran parte de la batalla comunicacional que viene tendrá que ver con las subas de tarifas y la inversión. La oposición ya dejó en claro cuál será su estrategia. La propia Cristina Kirchner, durante el invierno, acusó a Milei de haber agravado el faltante de gas porque, en la obsesión por lograr el superávit fiscal, había ralentizado inversiones que permitirían aumentar la inyección de gas hacia la red.

    Y, en los últimos días, la ex secretaria de Energía, Flavia Royón, denunció que el gobierno dejó sin efecto una “licitación clave” que se había planteado desde la gestión anterior, y que tenía por objeto la construcción de plantas de generación térmica. La gestión de Milei objetó que la licitación implicara contratos a largo plazo.

    “La situación estaba advertida y es crítica, cada mes que se pierde es tiempo perdido. Estas plantas no se construyen de un día para el otro. Hay que tomar medidas paliativas, hay alternativas”, dijo la ex funcionaria, insinuando que ese argumento volverá al centro del debate político si finalmente hay una ola de apagones en verano.

    En definitiva, nada que no se haya visto antes: también en la gestión de Alberto Fernández hubo acusaciones cruzadas respecto de quién había sido responsable por el retraso en la construcción del gasoducto que trajera el gas desde Vaca Muerta a las grandes ciudades.

    Otro factor que se repetirá en el debate es el de las tarifas. Aunque será por los motivos contrarios: antes la acusación era que la crisis se producía porque, ante el congelamiento tarifario, no había dinero para el mantenimiento de la red; y ahora, en cambio, lo que estará bajo la lupa es si efectivamente la suba de tarifas se tradujo en obras.

    Este es el primer año, después de una seguidilla de balances en rojo, en que las empresas energéticas con precios regulados logran revertir el resultado y mostrar ganancias. ¿Jugará ese argumento a favor o en contra de Milei? Los expertos creen que, si no se hace una comunicación efectiva que muestre cuáles son las inversiones, entonces la opinión pública se volcará en contra del gobierno.

    ¿Tendrá dificultades el Gobierno para avanzar con el programa de ajuste de tarifas?

    Uno de los riesgos mayores, si ocurre una crisis energética grave y el gobierno pierde la “batalla comunicacional” es que el gobierno podría tener dificultades para avanzar con el programa de ajuste tarifario. A pesar de las subas ya implementadas en los últimos meses, lo cierto es que el gasto público en subsidios a la energía, a pesar de haber sufrido un recorte de 19% real interanual, sigue siendo pesado: equivale a un 11% del total, y es el tercero en importancia después del rubro jubilatorio y de gastos de funcionamiento.

    Es un tema sensible para la negociación con el Fondo Monetario Internacional, que en su último reporte dijo que espera un recorte adicional de 0,7% del PBI en el subsidios a la electricidad y el gas.

    Además, si Milei sale mal parado de una crisis de apagones en el verano, eso podría también debilitar su agenda de privatizaciones.

    “La eficiencia privada en Argentina está bastante cuestionada en general. Más allá de las eléctricas, la gente se queja de los bancos, de las prepagas, de la compañía de cable, de un montón de cosas”, advierte Fara.

    Y Córdoba manifiesta su escepticismo sobre la prédica privatista, más allá de qué tan grave pueda ser el problema de los apagones: “La opinión publica actual no comparte el esquema de privatizaciones del gobierno. No veo que el argumento de que los privados sean más eficientes que el Estado sea compartido mayoritariamente”.

    Un colapso energético: ¿incidirá en las próximas elecciones?

    En definitiva, ¿qué tan grave puede ser para la gestión Milei un colapso energético el próximo verano, teniendo en cuenta que además será un año electoral? Los antecedentes marcan que no necesariamente ese tipo de situaciones pueden llevar a escenarios de desastre.

    De hecho, en 2017, Mauricio Macri tuvo una contundente victoria en las legislativas de medio término, justo después de haber llevado a cabo un fuerte ajuste tarifario. Y, en el ejemplo inverso, Alberto Fernández sufrió una dura derrota en las legislativas de 2021 con tarifas congeladas y con un régimen especial de atención a morosos por la pandemia.

    Los consultores saben que el voto siempre es producto de un cúmulo de factores, donde el principal es la sensación de una mejora económica. Según Fara, eso le permitió a Macri ganar las legislativas aun tras un tarifazo: “Tenía cierta estabilidad y los salarios subían en términos de dólares y parece que hay una intencionalidad de cambio y ordenamiento. Es decir, le dieron un crédito”.

    Pero no parece tan claro que ese sea el escenario para Milei. La saga tarifazos-apagones-nuevas subas de tarifas podría costar cara si la economía sigue en un contexto recesivo. Más que nunca, la batalla por la opinión pública será fundamental. Y, según los expertos, Milei no está dando muestras de manejar bien la comunicación sobre la crisis energética.

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