En medio de una semana marcada por la tensión económica y la incertidumbre política, Javier Milei desembarcó en Córdoba con doble agenda: primero habló en la Bolsa de Comercio y luego tiene previsto encabezar un acto proselitista con vistas a las elecciones legislativas del 26 de octubre.
Sin embargo, la llegada de la militancia libertaria a las calles cordobesas estuvo lejos de ser recibida con entusiasmo. Desde distintos balcones, vecinos y transeúntes expresaron su rechazo con gritos e insultos directos hacia quienes se acercaban a acompañar al Presidente.
Las imágenes circularon rápidamente en la red social X y mostraron la tensión que rodea a los seguidores libertarios. “Put..”, “La c… de sus madres” y “les hablamos desde el balcón como el pelot… de su presidente” fueron algunas de las frases que se escucharon con claridad, reflejando el malestar de buena parte de la ciudadanía.
Lejos de intentar bajar la confrontación, algunos militantes respondieron con gestos desafiantes hacia los balcones, alimentando el clima de crispación que ya se percibía en la previa del acto.
insultos entre libertarios y opositores
Lo más llamativo fue que la procesión de simpatizantes libertarios no resultó ni masiva ni contundente. A pesar de que Córdoba fue uno de los bastiones clave de Milei en el balotaje de 2023, donde superó el 70% de los votos, la movilización en su respaldo mostró números magros. Ese contraste entre el apoyo electoral histórico y la reducida presencia callejera alimenta las especulaciones sobre el desgaste político que atraviesa el Gobierno en menos de un año de gestión.
milei en córdoba
Javier Milei en Córdoba.
El contexto económico tampoco ayuda al oficialismo. En los últimos días, la administración libertaria enfrentó un derrumbe en los mercados, la disparada del dólar financiero y nuevos cuestionamientos a su plan de ajuste.
El propio Milei se vio obligado a insistir en que las negociaciones con el Tesoro de Estados Unidos “están muy avanzadas”, en un intento de llevar tranquilidad frente a la amenaza de futuros vencimientos de deuda. Pero la realidad cotidiana de millones de argentinos contrasta con esos anuncios: inflación persistente, salarios deprimidos y una creciente conflictividad social.
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