30, enero, 2025

Cuántas horas necesita dormir por las noches, según su edad

Dormir menos de lo necesario impacta la memoria, concentración y capacidad para realizar tareas cotidianas – crédito Imagen Ilustrativa Infobae

El sueño, más allá de ser un momento de descanso, desempeña un papel crucial en el mantenimiento de la salud física y mental. Según el Instituto Nacional de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), la calidad y cantidad de sueño influyen directamente en funciones esenciales del organismo, como el sistema cardiovascular, el metabolismo, el sistema inmunitario y la capacidad cognitiva.

Además, en niños y adolescentes, el sueño es un factor determinante para el crecimiento y desarrollo. La falta de sueño, especialmente cuando se prolonga en el tiempo, puede derivar en problemas de salud crónicos y afectar el desempeño en actividades cotidianas.

Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.

De acuerdo con el NIH, el sueño tiene un impacto significativo en el corazón y el sistema circulatorio. Además, la privación de sueño o interrupciones frecuentes durante la noche aumentan el riesgo de padecer enfermedades como miocardiopatía isquémica, hipertensión, obesidad y accidentes cerebrovasculares.

La cantidad de sueño requerida varía según la edad y otros factores individuales. De acuerdo con Mayo Clinic, los bebés necesitan entre 12 y 16 horas de sueño al día, incluidas las siestas, mientras que los niños en edad preescolar requieren entre 10 y 13 horas. Los adolescentes, por su parte, deberían dormir entre 8 y 10 horas diarias, mientras que los adultos necesitan al menos 7 horas por noche.

  • Bebés de 4 a 12 meses: de 12 a 16 horas por cada 24 horas, incluidas las siestas
  • De 1 a 2 años: de 11 a 14 horas por cada 24 horas, incluidas las siestas
  • De 3 a 5 años: de 10 a 13 horas por cada 24 horas, incluidas las siestas
  • De 6 a 12 años: de 9 a 12 horas por cada 24 horas
  • De 13 a 18 años: de 8 a 10 horas por cada 24 horas
  • Adultos: 7 horas por noche o más

Sin embargo, la calidad del sueño es tan importante como la cantidad. Interrupciones frecuentes durante la noche pueden afectar el descanso, incluso si se cumplen las horas recomendadas. Además, factores como el embarazo, el envejecimiento y la privación de sueño previa pueden influir en las necesidades de descanso. Por ejemplo, los adultos mayores tienden a dormir más liviano y por períodos más cortos, lo que puede requerir ajustes en sus hábitos de sueño.

El sueño también regula la producción de hormonas esenciales para el cuerpo. Según el NIH, el cuerpo libera hormonas que promueven la vigilia, como el cortisol, durante las primeras horas del día. En los niños, las hormonas relacionadas con el desarrollo, como la testosterona, el estrógeno y la progesterona, se liberan en pulsos nocturnos, incrementándose a medida que se acerca la pubertad. Estos procesos hormonales están directamente vinculados con los ciclos circadianos, que son los relojes internos del cuerpo.

Por otro lado, el metabolismo también está influenciado por el sueño. Los relojes circadianos del hígado, la grasa y los músculos regulan cómo el cuerpo utiliza las grasas y otros nutrientes. Una mala calidad del sueño puede alterar estos procesos, provocando un aumento en los niveles de hormonas que controlan el hambre, como la leptina y la grelina. Esto puede llevar a un mayor consumo de alimentos, especialmente aquellos ricos en grasas, azúcares y sal, así como a una disminución de la actividad física. Estas alteraciones contribuyen al desarrollo de sobrepeso, obesidad y síndrome metabólico.

El sueño también afecta la función respiratoria y el sistema inmunitario. Durante el descanso, la frecuencia y profundidad de la respiración disminuyen, lo que puede ser problemático para personas con enfermedades como asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Epoc). Según el NIH, los síntomas de estas afecciones suelen empeorar durante las primeras horas de la mañana, cuando el sueño es más profundo.

En cuanto al sistema inmunitario, ciertas células inmunitarias son más activas durante el sueño. Por esta razón, las personas que no duermen lo suficiente tienen mayor probabilidad de contraer resfriados y otras infecciones.

Más Noticias

Relacionadas