Como quien se quita un velo, redirecciona sueños o experimenta algo sin retorno de certeza divina Gastón Pauls, actor y activista con título ganado de conductor, contempla su propio renacimiento. El televisivo, con un germen a pulmón que sigue dando frutos -debuta con el ciclo Ser humanos, este domingo 14 a las 22.30 por América TV-, pero también el solidario. Que, como adicto en recuperación hace 17 años “8 meses y algunos días”, lo lleva por el país en modo conferencista.
“Hice 74 películas en 53 años y valoro mucho el mundo expresivo. Pero cuando uno ve la urgencia de la salud mental, un nene de 11 fumando paco, es mucho más importante porque ese pibe se está muriendo ahora. Si canto bien o mal, hago bien o no un copete o una escena, no tanto”, dice sin teleprompter y repatriado al canal que vio su oficio nacer.
El día grita verano, pero Pauls, que en grabaciones del nuevo ciclo usó zapatillas, “unas flecha impresentables”, acota, ahora viste manga larga y zapatos.
“No tengo ganas de hacer un programa formateado, sino ir buscando y que sea verdadero”, augura aún frente a la letra chica que envuelve su regreso: una TV golpeada por el bajo encendido. “Contamos historias de superación que no es muy televisivo, pero sin golpe bajo aunque venda más un escándalo, muerte y no tanto la buena noticia”.
Y en carátula de cumplirlo, con la huella viva de sus antecesores (Ser urbano y Humanos en el camino) hasta en el título, promete relatos sin maquillar. “No era tan consciente de que siempre estaba la palabra Ser o Humano. Que es una búsqueda mía, conmigo. ¿Dónde está mi humanidad? ¿Qué significa ser humano? Fito (Páez) diría: Muchas veces me pregunto qué estamos haciendo acá, para qué estamos en este mundo, qué quiero dejar a mis hijos, a mi familia”.
-¿Y encontrás respuestas?
-A veces sí, otras no encuentro nada. O encuentro más preguntas. Respuestas que me duran un tiempo y aparece una nueva. Lo voy a parafrasear a Fito todo el tiempo, pero dice: uno pasa buscando y perdiendo certezas. De pronto la tenés y ya no más. O algunas certezas de lo que quiero, lo que no. Sobre todo ahora que tengo hijos.
-¿En la tele que es lo que ya no querés?
-Más que lo que no quiero, sé lo que sí. Hacer historias que le sirvan a alguien. Ayer di una charla de prevención de adicciones en 9 de Julio, hice 300 kilómetros y si de las 1000 personas le sirve a una, todo tiene sentido. En la tele igual.
-Sacando cuentas dijiste que la cantidad de personas a las que llegás dando charlas en un año, equivale a un punto de rating. ¿Por eso seguís haciendo televisión?
-Es terrible. Pero si lo utilizamos, está bueno. En 11 años di 740 charlas, que son 740 mil personas. Un montón, pero son 7 puntos de rating. Y en semanas capaz ya te vio esa cantidad si hacés 1 punto. Que ojalá lleguemos.
Las batallas propias y ajenas
-¿Cuál es tu estrategia para hacerlo, en una televisión con menos encendido?
-Uno aspira a sostener, que funcione. Pero lo que me importa, más por mis hijos, es ser genuino. No caretear o mostrarles una imagen y ser otra. Que cuando se enciende y apaga la cámara sea orgánico con lo que soy. Te puede dar premios, rating o mirarte 16 tipos. Pero si fue genuino, esos 16 te van a recordar por años y agradecer.
Como agradece su vuelta a la tele, aunque el día le pase factura. “Algunos días se me hace difícil. Porque me levanto a las 7 a llevar mis hijos al colegio y abro el celular con mensajes de la gente desde las 12 de la noche. Los horarios más críticos para los suicidas, adictos y con patologías mentales. Y son desde: llevo un año limpio, a una madre que me dice ayer se suicidó mi hijo. Que hoy, recibí dos”.
-Y a la vez lidiás con tus propias batallas.
-Con mi cabecita, alma y espíritu. A veces no sé cómo llevarlo adelante, pero algo me da fuerza. O me cansa y mis hijos me dicen: ‘Che, pá, estamos acá’. Y yo respondiendo porque pienso que si no esa persona muere de sobredosis.
Y cuenta: “El 31 de diciembre, a las 3 de la madrugada, me levanté, me caí, me la di contra el piso y me partí el labio. Estaba pasado de revoluciones contestando”.
-Ganaste una pulseada difícil que era sentar precedente con temas invisibilizados en los medios. ¿No alcanza?
-Yo tenía el proyecto de hablar de adicciones hacía 8, 9 años y los 3 canales líderes no lo tomaron. Arranqué en 2016 y lo terminé haciendo en 2021, 2022 y 2023. Es tal el nivel de desesperación generalizado, ni hablar post pandemia, que necesita mucho más compromiso. Y hablar no es la salida final ni el remedio absoluto, pero descomprime.
-¿Uno va afinando la escucha, que no es lo mismo que poner la oreja?
-Re. Yo sigo yendo a grupos que son de 1 hora y media, con 4 minutos para hablar y 1 hora y 26 de escuchar. Necesitás sacarte la cera del oído y lo aprendí porque me costaba, aunque hice programas donde escuchaba a la gente. Tampoco me considero conductor o periodista.
-¿No?
-Soy más un dialogador. Me gusta preguntar y escuchar. A veces el otro me trae claves y alertas.
-En tus charlas siempre te presentás por si hay chicos que no te conocen, pero intuyo que serán pocos los que no conozcan el término “la uruguaya” (término que instaló el filme “Nueve reinas”).
-(Se ríe) Cuando termina la charla, los pibes me dicen: “Mi viejo me hizo ver “Nueve reinas” o “Vos sos el padre de Muna. ¿Te puedo decir suegro?”. Y no me pega en el ego que me conozcan por mi hija. Porque si viene una hija que puede contar nuevas historias y hasta mejores que yo es la evolución de la especie.
-Matías Mayer, tu hermano en la serie “Barrabrava”, parodió tus escenas en “Nueve reinas” en la última temporada de “Porno y Helado”.
-Cuando estaba por hacerla me llamó. Así como la escena de los descuidistas con (Ricardo) Darín está en escuelas de Dirección y me mandan 30 por año.
-Sigue tan viva que llega al streaming en formato documental con “Nueve Auras”, en memoria de su director Fabián Bielinsky.
-Yo ya grabé mi parte, lloré y me reí en cámara. Grabamos con Richard y Leti (Brédice) en el Hilton donde se filmó. Pero tiene un sinsabor porque no está Fabi para ver que, 25 años después, se sigue hablando. Nadie intuía lo que luego pasó. Como también fue sorpresivo con Todos contra Juan. De hecho, aterrado porque pensaba que no lo iban a entender, cerca del estreno iba con Agustina (Cherri, su ex mujer) en el auto, pinché goma, me bajé y empecé a pegarle patadas de los nervios que tenía.
-Gabriel Nesci, el director, dijo que no descarta una vuelta. ¿Te imaginás a tu personaje, Juan Perugia, en tiempos de redes?
-Sí, re paranoico porque su hija tiene más fama que él. De hecho, fantaseamos con empezar a hacer un podcast berreta con el personaje de Tony, que era el de “Seba” De Caro, creyendo que están haciendo una genialidad. Con Gaby nos juntamos hace dos semanas para pensar algunas cosas al respecto.
Lo nuevo de Pauls
La nueva emisión de América tendrá a un Pauls acompañado. Con Hernán y Agustina Danolfo “que admiraba por lo que hacían en redes” en un estudio donde el actor será nexo entre las historias y una breve entrevista final.
-¿Trabajar con gente que no es del medio te asegura un clima libre de egos?
-Me encanta. Porque tienen el ego ubicado y yo también. Pero a esta altura, con más de 31 años de trabajo, cuando veo qué pasa en charlas fuera de lo mediático, digo: acá está la verdad. En el medio también hay, pero en un mundo de fantasía medio Disney.
-Al que tampoco te subiste estando en la cresta de la ola.
-Traté siempre de huir. A veces pisás el palito o el ego mismo te lleva. Yo voy poco a la tele si no tengo algo para decir. Vivo en Pilar y son horas que pierdo con mis hijos. Prefiero valorar ese pequeño mundo.
-¿Agustina Cherri, tu ex y madre de tus hijos Muna y Nilo, sigue siendo parte?
-Es mi familia, mi amiga, compañera. Somos padres de dos hijos que nos llenan de orgullo. El amor se transforma, se reubica y es igual o más potente que antes. Yo estoy en casa y vienen los dos nuevos hijos de Agus a dormir. O su pareja, Tomás. Es evolución pura.
-Hay quienes dicen que el oficio de escribir no es muy distinto al de actuar. ¿Encontrás puntos en común, después de escribir al menos cuatro guiones?
-Todo es expresión. A veces te encontrás con la hoja en blanco y es: cómo lleno esto o cómo interpreto tal personaje. Ahora estoy con un proyecto de escritura que tiene que ver con mi historia. Encontré mucho material de mi vida donde la exposición y el éxito histérico estaba más presente, además de mis etapas de consumo.
Y agrega: “También con un proyecto cinematográfico que involucra a Muna y a punto de dar los primeros pasos de escritura de ese guión. Una historia real de una chica a la que admiramos, y queremos unir esos dos mundos. El de Muna, con un personaje que quiere llevar adelante, y esta chica, una historia de superación absoluta“.
Y aunque ya no se cuelga la medalla de actor, el ex Montaña rusa que incursionó en periodismo testimonial, aclara: “Hago sólo proyectos que me gusten mucho. No tengo ninguna crítica con la televisión, pero como espectador me cuesta sentarme. A la vez, uno se puede pasar scrolleando en Instagram el pasito de moda en China, el osito que habla en Turquía y a veces me doy cuenta de que hago lo mismo durante media hora con las plataformas y no vi nada”.
-Si volvieras a entrevistarte a vos mismo, como lo hiciste en “Seres libres”. ¿Qué te preguntarías?
-Si estoy siendo libre de verdad, el gran tema de este mundo para un adicto en recuperación. Y no es algo a lo que accedés porque podés salir de una jaula y entrar en otra. Pero creo que lo soy. Con momentos donde sigo desajustando cadenas, cortando con un serruchito la de otras cosas. Y este programa viene en un momento que está bien, con esta libertad que es una búsqueda diaria para decir qué quiero y qué no.