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En noviembre de 2023, mientras Leonardo Reale se dedicaba a la creación de su nueva obra coreográfica, “Tangos Cristal”, en Miami, algo inesperado comenzó a perturbar su vida. Lo que al principio parecía un simple malestar pronto se tornó en una pesadilla: recurrentes visitas al baño con heces sangrantes lo llenaron de preocupación. Su salud se deterioró, arrastrándolo a un estado de cansancio que lo mantenía atrapado en la cama. Fue por eso que, tras el receso de verano de 2024, tomó la decisión de buscar ayuda y consultó a varios especialistas consciente de que su bienestar dependía de ello.
Ante la gravedad de su situación, los médicos que lo atendían en urgencias procedieron a realizarse diferentes estudios para determinar el alcance del sangrado hasta que, a principios de mayo 2024, decidieron llevar a cabo una colonoscopia para obtener un diagnóstico más preciso. Para finales de ese mes, Leonardo recibió el resultado de la biopsia que lo enfrentó con una cruda realidad: un tumor maligno en el recto medio.
“Nunca me imaginé que sería cáncer”
En una consulta posterior con la gastroenteróloga le dieron la diagnóstico y lo prepararon para lo que vendía. “Jamás pensé que sería cáncer; estaba convencido de que los resultados serían negativos y que solo se trataría de hemorroides. Al tratarse de un tumor maligno, debía someterme a varios tratamientos con el objetivo de reducir su tamaño, que en ese momento era de cinco centímetros”, cuenta Leonardo.
Dada la situación, a Leonardo le explicaron que debía empezar cuanto antes con una primera etapa de quimioterapia por vía oral, luego 25 sesiones de rayos, seis ciclos de quimio endovenosa y finalmente los especialistas evaluarían el momento oportuno para extirpar lo que quedara del tumor.
“Cuando me dieron la noticia, estaba con mi esposa, Constanza, quien me sostenía la mano. La noticia me paralizó. Jamás imaginé enfrentar un escenario así, donde mi vida cambiaría por completo y tendría que aceptar que me convertía en un paciente oncológico, con todo lo que eso implicaba. No estaba preparado para asumir esos cambios. Fue como un baldazo de agua fría, porque lo que estaba ocurriendo afectaría no solo mi vida, sino también a mi familia y a mis proyectos profesionales”, añade.
Leonardo, con una trayectoria destacada como bailarín, maestro y coreógrafo, se vio obligado a hacer una pausa en su carrera artística y centrarse completamente en su tratamiento, con la esperanza de salvar su vida.
“Lo tomé como un trabajo diario que debía cumplir para alcanzar mi sanación, siempre acompañado por mi mujer y mis hijos, quienes me apoyaban en cada momento, haciendo todo más llevadero. Mantener una actitud positiva ayudaba, pero no era sencillo. Entre los ensayos y las funciones de la obra, tenía que someterme a las 25 sesiones de radioterapia, sin saber cómo afectarían a mi cuerpo. Fue una etapa muy difícil”, explica.
La gran duda: seguir trabajando o parar
En ese momento, Leonardo se encontraba a punto de estrenar un proyecto en el que había estado trabajando desde principios de año. Junto a su mujer, enfrentaron la decisión de seguir adelante con el estreno de la obra infantil Elax y Sandy para julio, como estaba planeado desde hacía meses, o posponerlo todo.
”Decidimos juntos continuar, porque para mi mente era crucial. No quería dejar de hacer lo que amo, que es la danza, y subirme al escenario. Eso me hacía sentir vivo, no un paciente oncológico”, expresa Leonardo.
Con el apoyo incondicional del equipo de trabajo de la obra, su socia, amiga y protagonista Fiorella Vlank, los bailarines, su asistente Analía Domizzi y, sobre todo, su mujer, que nunca dejó de acompañarlo en los ensayos y funciones, Leonardo logró subir al escenario con su personaje de Elax y disfrutar del cariño del público, especialmente de los niños. “Esas funciones eran un bálsamo para mi alma, lo que necesitaba para encontrar fuerzas y seguir adelante con el tratamiento”, reconoce.
Además del amor incondicional de Constanza, Leonardo contó con el apoyo constante de su padre, Gustavo; su madre, Beatriz; y sus hijos, Brunella y Nacho, quienes lo acompañaron en cada sesión de radioterapia. Tras una exitosa gira en Villa Mercedes, San Luis, por el “Día de las Infancias”, donde se presentó ante 5000 niños, Leonardo comenzó con las primeras sesiones de quimioterapia.
“La quimioterapia fue una experiencia completamente distinta a las sesiones de rayos, y totalmente nueva para mí. No tenía ninguna preparación previa, como sí hacía con el agua durante las radioterapias. Esta vez, debía soportar durante cuatro horas la entrada constante de medicación por mis venas, sin saber cómo mi cuerpo iba a tolerarlo ni cómo reaccionaría”, dice.
Para Leonardo era fundamental mantener su mente ocupada y su corazón conectado con lo que amaba, por eso nunca dejó de trabajar. “Teniendo mi mente ocupada y mi corazón contento, todo se volvía más llevadero. Así fue como pude disfrutar de las funciones en Buenos Aires y en San Luis, continuar con mis clases en el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín y, actualmente, montar mi obra coreográfica en Córdoba con el Ballet Oficial. Eso me hace sentir vivo. Obviamente, no me siento al 100 por ciento como antes de comenzar mi tratamiento contra el cáncer, pero estoy seguro de que sin mis actividades, mi realidad sería muy diferente”, explica.
Actualmente, Leonardo está completando el primer ciclo de quimioterapia endovenosa de los seis programados, los cuales se realizarán cada 21 días. Está a la espera de la evaluación de los médicos para pasar a la última etapa del tratamiento, en la que le extirparán lo que queda del tumor.
“Soy una persona muy positiva y un poco inconsciente, que no piensa en que soy un paciente oncológico y que nunca me dejo caer ni pensar negativamente en la culpa de por qué me está pasando esto a mí. Esta situación me transformó en varios aspectos. Ahora me tomo las cosas con más calma y soy más objetivo a la hora de tomar decisiones, tanto en el plano laboral como en el personal. Descubrí que le preocupo a más personas de las que pensaba; recibo mucho amor y contención, lo cual me ayuda y me fortalece para seguir”, dice.
-¿Cuáles son tus metas en este momento de tu vida?
-Hacer todo lo que esté a mi alcance para sanarme, disfrutar de muchos momentos felices con mi familia y concretar objetivos laborales que sigan haciendo crecer a mi artista, siguiendo por el camino de hacer feliz a los niños.
“A los que están atravesando una situación similar a la mía, les diría que nunca se definan como pacientes oncológicos. Tomen esta situación como una oportunidad de aprendizaje, no como algo negativo. La herramienta más poderosa para la sanación es mantener una mentalidad positiva y nunca dejar de hacer aquello que los haga felices”, concluye.
Leonardo ha sido Primera Figura del Ballet Estable del Teatro Colón, Maestro del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín y Coreógrafo Residente de la compañía Dimensions Dance Theatre of Miami. Además, Presidente de la Asociación Civil Danzar por la Paz y Director General de la gala internacional “Danzar por la Paz” a beneficio de UNICEF. Su trayectoria lo llevó a ser reconocido como Personalidad Destacada en el ámbito de la Cultura por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.