2, septiembre, 2025

Eva Capusotto y Galo Politti no se conocían, tienen padres famosos con los que comparten escenario y ahora hacen de novios en el teatro

Con doble t, los dos: primera coincidencia. Los apellidos de Eva y de Galo van con doble t. Su papá y su mamá, respectivamente, son destacadas figuras del espectáculo nacional: segunda coincidencia. Y ambos integran el elenco de Tirria, la obra de teatro recientemente estrenada en la que comparten cartel, una con su papá; el otro, con su mamá. Eva Capusotto, hija de Diego, y Galo Politti, hijo de Andrea, coinciden en el escenario del teatro Metropolitan, en una puesta que recrea cómo una familia de la alta sociedad, los Sobrado Alvear, trata de disimular su decadencia.

Ella tiene 22 años y una hermana mayor, que es abogada; él, 24 y es hijo único. No se conocían. Son jóvenes, alegres, desenvueltos, con mucha frescura y gracia natural; se muestran agradecidos por la oportunidad que tienen sobre tablas. Cada uno de ellos vive con sus padres y se definen ambos como muy familieros. Eva es descontracturada; Galo usa un tono algo más formal.

En Tirria, Diego Capusotto es Hilario, el mayordomo. Andrea Politti es Edelmira, esposa de Clorindo (Rafael Spregelburd) y madre de Elenita (Eva Capusotto) y Julián (Juan Arana). Pocholo (Galo Politti) es el novio de Elenita. Daniel Berbedes interpreta a un coronel, que es parte de la familia. A pesar del vínculo que une a sus personajes, no comparten ninguna escena: sobre el escenario, Eva y Galo no se cruzan.

Crecieron entre bambalinas, yendo a teatros y sets de televisión desde muy chicos. Sin embargo, se los ve como a cualquier joven que está dando sus primeros pasos en el teatro. Un poco nerviosos, pero al mismo tiempo seguros, convencidos del camino que eligieron. Eva estudia actuación en la UNA (Universidad Nacional de las Artes) y su expectativa es recibirse el año que viene. Galo estudia dirección en la EMAD (Escuela Metropolitana de Arte Dramático) y cursa talleres de dramaturgia.

En “Tirria”, Eva compone a Elenita, hija del personaje de Andrea Politti, que hace de suegra de su hijo en la vida real. Foto Martín Bonetto

De apellidos con historia

Su apellido en el documento es Hagelström. “Antes usaba el apellido de mi padre (Fernando Hagelström, músico) y era demasiado difícil; después lo acorté a Hagel, pero lo escribían mal también… Y usar mi apellido Politti es un gran honor, por la historia de mi abuelo (el gran Luis), por mi madre. Siento que estoy representando algo que tengo en el corazón; cada vez que me subo al escenario siento que los tengo a los dos conmigo y de ellos saco toda la fuerza. Por eso es importante para mí usar el apellido materno”, asegura desde su metro noventa.

“En casa hablamos todo el tiempo de la obra. Y mi papá nos pide que hablemos de otra cosa…”, comenta Galo, de 24 años. Foto Martín Bonetto

Es la primera vez que se presenta artísticamente como Galo Politti. “Mi papá me dijo que me entendía”, dice. “Hagelström lo uso para la vida cotidiana”, afirma este joven actor que ya compartió escenario con su mamá en Tijeras salvajes.

El apellido de Eva no es complejo, pero sin embargo tiene que soportar errores: “Ayer fui a buscar unas radiografías y no las encontraban porque lo habían escrito con z”, cuenta. “Estuve de extra en sketches que hizo mi papá, cuando yo tenía 7 años”, repasa ella. Sus amigos la descubrieron en algunas emisiones de Peter Capusotto y sus videos, y en la película Peter Capusotto y sus tres dimensiones. “Pero nunca había trabajado con mi papá siendo yo actriz”, dice.

Cada vez que Eva les preguntó a sus padres por qué lleva ese nombre, la respuesta, firme, fue: “Porque nos gusta (…) Claramente tiene una connotación peronista, por supuesto. Pero no me hubieran puesto un nombre si no les encantara. Así que creo que es un 50 y 50”, resume. “Nos gustaba cómo sonaba”, le dijeron a Galo cuando quiso saber por qué le habían elegido ese nombre. Dos nombres que suenan con fuerza, al lado de apellidos con historia.

“Antes de estrenar, tenía mucho miedo, estaba muy nerviosa… Porque iba a actuar en un teatro grande, para más de 50 personas, que es a lo que estoy acostumbrada”, dice Eva. Cuando la convocaron dijo que no, porque tenía otros proyectos. El segundo llamado le dio tiempo a organizarse y ya no dudar: dio el sí y se sumó al proyecto. “A mí me atrajo mucho la idea de trabajar con el viejo de ella”, se sincera Galo. “Desde muy chico mi papá me introdujo en sus videos. Creo que el primer video que vi, cuando tenía ocho años, fue La pizzería de los hijos de puta. Me reía un montón. Me quedaba hasta las 5 de la mañana viendo los videos y al otro día tenía que ir al colegio. Era refanático. Marcó mi adolescencia”, recuerda Galo.

“Mi viejo es muy profesional. Y no es que me da consejos. Cada uno hace su camino”, dice Eva en relación a Capusotto padre. Foto Martín Bonetto

“La película la fui a ver tres veces”, asegura. ¿Se lo dijo a Diego? “Mi viejo se lo dijo, yo no pude decírselo”, confiesa y se ampara en la vergüenza que le daba hacerle esa revelación a Capusotto. Entre la admiración por esa figura, el deseo por compartir escenario con Spregelburd y la alegría de volver a trabajar con su mamá, Galo no dudó en aceptar la propuesta.

Lo primero es la familia

“Empecé a hacer teatro porque mi hermana, Elisa, hacía teatro de chica. Y yo, como buena hermana menor, le copio todo”, relata Eva, que de tan copiona que es dice que estuvo cerca de estudiar Derecho, como su hermana mayor.

Eva, con una compañía que formó en la universidad, hizo en teatro Palabras urgentes -sobre textos de Mario Benedetti– y Golpes a mi puerta -de Juan Carlos Gené-, que piensan reponer este año.

Galo y su mamá en una entrega de los Martín Fierro a la TV, hace once años.

“Mi madre es la primera persona de la que aprendo y la admiro muchísimo”, afirma Galo. Estudió con Nora Moseinco, pasó por la escuela de Agustín Alezzo y también tuvo como profesora a Valentina Fernández de Rosa, la hija de Cristina Banegas y Alberto Fernández de Rosa.

“Cosas lindas”: eso les dijeron Diego y Andrea a sus hijos, después del debut. “Mis papás acompañaron mucho todo el proceso”, dice Eva. Mi papá, porque está en la obra. Y mi mamá vino a muchos ensayos y estaba muy pendiente de cómo nos iba”, agrega. “Mi viejo es muy profesional. Y no es que me da consejos. Cada uno hace su camino. Obvio que me dicen que les encanta el laburo, pero no se ponen en detallistas”, señala. Su mamá, María Laura, estuvo muy presente porque “le gustaba ver la obra y sabe mucho de teatro”. “Ella hace de todo. Estudió escenografía en la EMAD”, cuenta Eva: “También es carpintera, joyera, hizo la carrera de protesista dental…”, enumera.

“Con mi madre tenemos un vínculo creativo muy fuerte”, expresa Galo. “Todo el tiempo opinamos, tenemos un criterio similar. Y desde muy chico mi mamá le prestaba mucha atención a mis comentarios. Y en esta obra todo fue muy conversado”, dice. “Nos llevamos muy bien”, agrega. “En casa hablamos todo el tiempo de la obra. Y mi papá nos pide que hablemos de otra cosa…”, bromea.

Diego y Eva Capusotto.

La obra

Tirria -de Nancy Giampaolo y Lucas Nine– se presenta de jueves a sábado, a las 21.30, en el teatro Metropolitan. Es la historia de una familia patricia, los Sobrado Alvear, que simulan que viajan a Europa para mantener su reputación, a pesar de estar en bancarrota. Para ocultarse durante los supuestos viajes, se esconden en baúles. A partir de ahí, y de la mano de Hilario, su fiel sirviente, se enfrentarán a curiosos desafíos. Tirria ofrece distintas capas de interpretación: apela a cada espectador, desde diferentes lugares.

“Elenita está inspirada en Elenita de Los martes orquídeas, que interpretaba Mirtha Legrand”, cuenta Eva. “Es una niña bien, soñadora, siempre pensando en su Pocholo, su novio, su amor. Están todos en una vorágine de locura y engaño, y ella está harta, se quiere ir con sus amigas y su novio a vivir su adolescencia y su vida. De algún modo está en otro registro, de no querer jugar ese juego; por eso es un poco caprichosa y llorona”, explica de su personaje.

Andrea Politti, Diego Capusotto y Rafael Spregelburd, protagonistas de “Tirria”.

“Pocholo está inspirado en Pedro Quartucci en -la versión cinematográfica de- Jettatore”, dice Galo. “Es un galán. Ella lo nombra toda la obra y se genera suspenso sobre él. Es como un príncipe que viene a rescatar a una princesa. Se lo menciona todo el tiempo y eso crea muchas expectativas sobre él. Hasta que aparece y no voy a develar qué pasa”, concluye.

-“Tirria” presenta un texto muy particular, ¿qué recepción hicieron del material cuando lo leyeron?

Eva: Desde la primera vez que lo leí, me atrapó. Pero sí me pasó que cuando lo empezamos a ensayar entendí muchísimo más. Muchas referencias se entienden cuando se les pone el cuerpo y se les pone intención. Es una obra que tiene muchísima data. Habla de la oligarquía de los años 40, y la verdad que yo no tenía idea… Hay palabras y expresiones que tenés noción de por dónde van, pero no sabés exactamente qué significan.

“Tirria” se presenta de jueves a sábado en el Metropolitan. Él interpreta a Pocholo y ella, a su novia, Elenita. Foto Martín Bonetto

Galo: Lo hermoso de la obra es que es muy argentina. Habla de nosotros, de nuestra identidad nacional. Por suerte teníamos a Rafael (Spregelburd) y a Lucas (Nine), que cuando no entendíamos algo nos explicaban. Y esa dinámica aparece en la obra. Es un universo muy rico. Pero no es una obra críptica.

El inolvidable Luis Politti

“Yo no lo conocí. Todo lo que sé de él es a través de mi mamá”, sentencia Galo sobre su abuelo actor, Luis Politti (1933-1980), quien murió en el exilio. “Hay gente que lo conocía y me dice que tengo una sonrisa parecida a la de él. Y eso es muy fuerte”, resume.

Galo se emociona al hablar de su abuelo: “Es una persona a la que admiro muchísimo. Era un guerrero. Leí el libro sobre él y vi todas sus películas. Siento que era un hombre muy mágico. Cada vez que estoy en el escenario, él está en mi sangre y lo siento”.

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