27, julio, 2024
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    Encontraron muerto envenenado al primer cóndor cordobés nacido en cautiverio

    Yastay, el primer cóndor cordobés nacido en cautiverio en la Reserva Tatú Carreta, ubicado en la localidad de Casa Grande, a 80 kilómetros de Córdoba capital, murió al comer una oveja envenenada con Carbofuran, un poderoso agroquímico prohibido en el país por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), según informó el Programa Conservación Cóndor Andino (PCCA).

    El cóndor se hallaba en la provincia de Río Negro tras ser liberado en 2022 y fue encontrado por las autoridades a un metro de la oveja a la que le habían colocado el cebo tóxico. Según el PCCA, los cebos tóxicos suelen ser utilizado por algunos productores rurales para matar grandes carnívoros, como pumas, zorros o perros.

    Según el Diario de Río Negro, se tomaron las muestras del animal muerto y se realizó la necropsia en el Hospital Escuela de Medicina Veterinaria de Choele Choel. Los estudios toxicológicos permitieron determinar la presencia del poderoso veneno.

    La entidad defensora de los cóndores calificó el uso de esas sustancias nocivas como “una práctica aberrante que pone en peligro la supervivencia de esta especie amenazada, impactando gravemente la biodiversidad, el ambiente y la salud humana”.

    La historia del cóndor se hizo conocida hace cinco años al ser el primer cóndor andino en nacer en cautiverio en el Tatú Carreta. Tras vivir sus primeros meses en las sierras de Córdoba, fue trasladado a Buenos Aires, donde se incorporó a una bandada de cóndores juveniles en Temaikén, según recordó eldoce.tv.

    Luego de aprender a utilizar sus alas para volar, ya estando completamente preparado, fue liberado en Sierra Pailemán, en Río Negro, zona donde vivió hasta que fue encontrado muerto.

    Un zorro también murió envenenado por el cebo tóxico.

    En el país más de 20.000 individuos, de 61 especies (entre ellas seres humanos), han sido víctimas del uso ilegal de cebos tóxicos, según PCCA. Pese a ello, la Argentina sigue sin contar con leyes nacionales de trazabilidad y prescripción de estas peligrosas sustancias, por lo que la asociación abogó para que el Congreso legisle lo que definió como “delitos ambientales”.

    Luis Jacome, presidente de la Fundación Bioandina y director del Programa de Conservación del Cóndor Andino, en diálogo con el Diario de Río Negro se mostró contemplativo con los pequeños productores que quieren cuidar sus rebaños de cabras, ovejas, pumas, zorros y perros, pero también señaló la importancia de concientizar para que dejen de ser utilizados los cebos tóxicos y que los productores dejen de comprar los productos que adquieren a vendedores no habilitados sin tener noción que son peligrosos también para sus propias vidas.

    LA NACION

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