El Palacio de Buckingham vuelve a estar en el centro de la preocupación, y esta vez no es por el rey Carlos III ni por Kate Middleton. Las alarmas se encendieron por el estado de salud de Camilla Parker Bowles, quien, a pesar de los insistentes consejos de los médicos, sigue aferrada a hábitos poco saludables.
Según fuentes cercanas a la Casa Real británica, la esposa del monarca lleva meses lidiando con una infección de pecho persistente, que está afectando considerablemente su salud. Sin embargo, lo que más inquieta a los expertos no es la enfermedad en sí, sino la actitud de Camilla frente a su recuperación: la reina consorte se niega a abandonar el tabaco y el alcohol, dos de sus principales placeres, pero también sus mayores amenazas debido a su avanzada edad de 77 años.
Una adicción que pone en jaque a la realeza
Camilla es conocida por su fuerte carácter y su rechazo a los cambios, pero su negativa a seguir las indicaciones médicas está generando gran inquietud entre la Familia Real británica, ya que si no reduce su consumo de alcohol y deja de fumar, su estado podría empeorar de manera irreversible.
El problema es que la reina consorte no parece dispuesta a hacer sacrificios. Desde hace décadas, es una gran aficionada al vino tinto y al tabaco, hábitos que ha mantenido incluso durante su tratamiento por la infección pulmonar. Mientras su esposo, el rey Carlos III, lucha contra el cáncer y Kate Middleton celebra su recuperación, Camilla está contradiciendo cualquier recomendación médica y sigue con su estilo de vida sin preocupaciones aparentes.
Fuentes cercanas al círculo real aseguran que la falta de mejoría en su salud es evidente y que los médicos han intentado por todos los medios hacerla entrar en razón. Sin embargo, la esposa del monarca se muestra firme en su decisión de no modificar sus costumbres.
Para Carlos III, la situación es doblemente preocupante. Mientras enfrenta su propia batalla contra el cáncer, el monarca debe lidiar con la angustia de ver a su esposa ignorar las advertencias médicas.
Fuentes internas aseguran que el rey intentó persuadirla de reducir el consumo de alcohol y tabaco, pero sin éxito. La tensión en la pareja está aumentando, ya que Camilla le resta importancia a la preocupación de su marido.
La negativa de Camilla a cambiar su estilo de vida también causó inquietud entre sus allegados, quienes temen que su salud se deteriore aún más y que las consecuencias sean irreversibles. En un contexto donde la realeza británica ya ha enfrentado importantes crisis sanitarias, su actitud desafiante genera incertidumbre.
VO