Vale aclarar de entrada que el regreso de Mel Gibson a la dirección cinematográfica con Amenaza en el aire, tras varios años de ausencia, está muy lejos de sus grandes creaciones para la pantalla grande como fueron la épica Corazón valiente (1995), que le valió un Oscar como director y obtuvo el de mejor película, ni las sangrientas La pasión de Cristo (2004), Apocalypto (2006) o la bélica Hasta el último hombre (2016).
Es que recordar estos largometrajes previos genera muchas expectativas que este thriller de acción y suspenso no alcanza ni pretende. Porque la entretenida y por momentos inverosímil Amenaza en el aire (Flight Risk, tal su titulo original en inglés), no es monumental o ambiciosa ni tiene la escala y el calibre de los títulos mencionados.
Su sexto filme como director carece de la personalidad de Gibson como cineasta. Es una pieza de cámara, cuya trama está confinada casi por completo a un único espacio: un avión de hélice pequeña, en pleno vuelo por las nevadas montañas de Alaska.
La británica Michelle Dockery, recordada Lady Mary Crawley en la serie televisiva Downton Abbey, interpreta a Madelyn Harris, una alguacil federal estadounidense que arresta a un contador de la mafia llamado Winston. A cargo de Topher Grace, de That ’70s Show, es un ladrón de cuello blanco que estuvo escondido en una habitación de hotel remota y miserable hasta que fue capturado.
Para aliviar su condena, el verborrágico hombre no duda en ofrecerse como testigo contra su jefe. La bella Madelyn tiene que transportarlo a la ciudad más cercana para el juicio, encadenado por riesgo de fuga. La única forma de llevarlo es en un pequeño y destartalado avión pilotado por el vulgar, tosco y confianzudo Daryl Booth, interpretado por Mark Wahlberg.
Un giro en pleno vuelo
A medida que el vuelo se dirige hacia Anchorage, se revela que la navegación fue saboteada, hasta que prontamente se descubre que Daryl es en realidad un asesino a sueldo que intenta asegurarse que Winston no sobreviva lo suficiente para testificar. Pelea mediante, Harris logra reducirlo y tomar el control, pero debe encontrar una manera de aterrizar y soportar los planteos del aterrorizado prisionero y la temeraria ironía del reducido piloto.
El guion del bisoño Jared Rosenberg, bien podría funcionar como una obra de teatro, ya que tiene la capacidad de generar una cantidad suficiente de conflictos entre tres personas atrapadas, que no dudan en irritarse mutuamente. El problema es que también plantea situaciones alocadas, donde esta gente inteligente hace cosas estúpidas y sobreviven a heridas de arma blanca, disparos o lo que sea, con una facilidad asombrosa.
Dockery sostiene con talento y dignidad a la dura e incisiva oficial a pesar de las situaciones incrédulas que le plantea la trama al personaje. Una mirada le basta para dar a entender que sospecha de un peligro inminente o transmitir temor ante lo que está ocurriendo.
Wahlberg, en un rol donde no tiene que exhibir su musculoso cuerpo ni mucho menos ser el héroe, se divierte mucho como el matón a sueldo alocado, pervertido y siniestro, en una nueva faceta de su carrera. Grace aporta a la trama un porcentaje de humor que oscila entre el sarcasmo y el pánico.
Ficha
Amenaza en el aire
Calificación: Buena
Thriller. EEUU, 2025. 91’, SAM16. Título original: “Flight Risk”. Dirección: Mel Gibson. Con: Michelle Dockery, Mark Wahlberg y Topher Grace. Salas: Cinépolis Pilar y Avellaneda, Cinemark Palermo, Hoyts Abasto y Dot.