30, junio, 2025

Por qué los salarios no alcanzan y son caros para las empresas

Con la inflación a la baja, los precios en Argentina están altos medidos en dólares. Esto llevó a una paradoja. Por un lado, la gente se queja de que los salarios son bajos y que no alcanzan para llegar a fin de mes. Por otro lado, los sectores de la producción se quejan de que los salarios están elevados en dólares poniendo en aprietos a los exportadores y a las industrias que compiten con importaciones, según señala un informe dado a conocer este domingo por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA). La respuesta se encuentra en la baja de la productividad: cayó 22% en los últimos ocho años junto con el salario en dólares que disminuyó 29%.

El trabajo de este centro de estudios analiza el problema. Considera que Inducir una devaluación del peso podría hacer bajar los salarios en dólares, dándole competitividad a las exportaciones y a las industrias que compiten con importaciones. Pero advierte que empeorará la situación de la gente por la licuación salarial.

En sentido contrario, IDESA señala que ceder a las presiones gremiales permitiendo que aumenten los salarios podría mejorar la capacidad de compra de las remuneraciones, pero a costa de agravar los problemas de competitividad.

Frente a esta encrucijada, considera útil comparar la situación actual con algún momento del pasado. En tal sentido, según datos del Ministerio de Economía se observa que:

  • En el 2017 el salario privado registrado era de 500 dólares mensuales y el PBI por asalariado privado registrado era de 124.000 dólares por año.
  • En el 2025 el salario privado registrado es de 060 dólares y el PBI por asalariado privado registrado es de 97.000 dólares.
  • Esto implica que el salario en dólares cayó un 29%, mientras que la productividad –es decir el producto bruto interno por asalariado privado registrado– se redujo un 22% respecto al 2017.

Así, los datos muestran que respecto al 2017 se redujeron significativamente tanto los salarios como la productividad. En consecuencia, “la paradoja de un salario bajo para la gente, pero alto para los productores, se explica porque cada empleado produce menos”.

En base a lo señalado, IDESA concluye que “el principal desafío de la Argentina hoy es mejorar la eficiencia económica de manera que aumente el valor agregado que genera cada trabajador”.

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Sugerente

Otra referencia “muy sugerente” es, según el informe, que a mediados de los ’90 el salario medido en dólares se ubicaba también en alrededor de 1.000 dólares a precios actuales. Es decir, nivel similar al actual. Pero la productividad (el PBI por asalariado privado registrado) era un 60% más alta.

Por esta razón se alerta que, más allá de la legitimidad de los reclamos por mejorar las remuneraciones, en las actuales condiciones “el Gobierno debería seguir siendo extremadamente conservador en convalidar aumentos de salarios que se deciden en paritarias a nivel centralizado entre el sindicato sectorial y asociaciones empresarias. Es muy recomendable que la actualización de los salarios se defina a nivel de cada empresa a los fines de que sean consistentes con su productividad para no forzar a que se pierdan empleos.”

Considera que para mejorar los salarios y la competitividad simultáneamente es fundamental generar un entorno más favorable a la producción. Y si bien IDESA entiende que la agenda es muy amplia, considera que tres elementos son esenciales y urgentes:

* mejorar la infraestructura productiva en los tres niveles de gobierno;

* mejorar los impuestos, estableciendo que el súper IVA absorba Ingresos Brutos provinciales y tasas a las ventas municipales; y

* mejorar las regulaciones laborales permitiendo el desenganche de las pymes de los viejos convenios colectivos firmados centralizadamente por los sindicatos sectoriales y asociaciones de empleadores de dudosa representatividad.

Recuperación

El salario del sector privado registrado llevaba hasta abril, el último dato oficial disponible (INDEC), tres meses consecutivos de subas por debajo de la inflación. Distintos factores jugaron en este sentido, entre ellos el repunte inflacionario de marzo – el Índice de Precios al Consumidor pegó un salto a 3,7%- y la renuencia oficial a homologar acuerdos paritarios con ajustes superiores a 1% mensual.

Pero la situación se revirtió en mayo cuando el promedio de los acuerdos de las principales paritarias se ubicó en 2,4%, casi un punto por encima del 1,5% que registró el IPC, según datos de Synopsis.

Esta consultora estima que, para el mes en curso, las subas se ubicarían en 2,3%, un incremento que superaría a la inflación proyectada por las consultoras privadas para junio que ronda el 2%.

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