Esta nueva etapa del modelo de Milei y Caputo lleva la marca de un fuerte incremento del endeudamiento en dólares y la profundización de un esquema de valorización financiera y fuga de capitales. El atraso cambiario es una condición necesaria para sostener este “plan”, junto con la austeridad fiscal, que mantiene hundidos los salarios y las jubilaciones.
Durante 2024, en el país tuvieron lugar dos ciclos de carry trade o bicicleta financiera. El primero se desarrolló entre febrero y abril, coincidiendo con el saldo positivo de la balanza comercial, producto de posponer el pago de importaciones y de la caída de las importaciones por efecto de la devaluación de diciembre, principalmente. El segundo momento del carry comenzó en agosto de 2024 y empezó a desarmarse este año, debido a las dudas sobre el plan económico (y su régimen cambiario) a medida que se agotaba el impulso generado por los dólares provenientes del blanqueo de capitales que lo alimentaba.
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Para poner a rodar la bicicleta financiera, el esquema de Caputo permitía, por el atraso cambiario y las mini devaluaciones mensuales (2% primero y luego 1%), inferiores a la tasa de interés, que las inversiones en pesos dieran un rendimiento mayor a las alternativas en dólares. Este diferencial de rendimientos positivos por tasa en pesos, además, buscaba reducir la demanda de dólares que se iban agotando, y, por esa vía, mantener la inflación controlada. Un reciente informe [1] del centro Cifra-CTA sostuvo que el rendimiento promedio mensual fue del 11,8% en dólares durante el primer ciclo de carry, el que se cortó en mayo “por efecto de la reducción del interés y la suba del dólar MEP, que estrangularon la renta en dólares”. La segunda burbuja corresponde al período que se inicia en agosto, a partir de la convergencia de la reducción del dólar financiero, que implicó una tasa de interés promedio mensual en dólares del 7,2%.”
La disponibilidad de dólares baratos para “bajarse a tiempo” comenzó a escasear en los primeros meses del año por los problemas estructurales de la economía acentuados como consecuencia del plan económico. Los pagos de deuda, la apertura comercial, y el atraso cambiario sostenido con la intervención directa del BCRA, fueron aumentando las “reservas negativas” a niveles no vistos desde el fin del gobierno del FDT. La incertidumbre sobre el gobierno en su peor momento político y el estallido de la guerra comercial global, elevaron las expectativas de devaluación. Los dólares alternativos se dispararon, también el riesgo país y la inflación tuvo su mayor medición en 6 meses en marzo (3,7%). Así llegaron MIlei y Caputo al Fondo, entregados.
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Una vuelta más: ¿nueva burbuja especulativa con fondos buitres?
Exportadores, bancos y grandes empresas fueron los principales participantes de la bicicleta financiera, pero también participaron personas físicas (ahorristas) y sectores de la administración pública nacional y provincial. Además de los plazos fijos en pesos, los instrumentos más usados para el carry son las LECAP (Letras del Tesoro capitalizables en pesos) de corto plazo, con tasas más rentables que las del plazo fijo, los BONCAP (Bonos del Tesoro capitalizables en pesos), que tienen un vencimiento superior a un año, y las BONCER (Bonos del Tesoro ajustados por CER). El aumento de la deuda en pesos por estas emisiones del Tesoro es otro corolario de la bicicleta. Según señala el informe de Cifra, las colocaciones de estas letras y bonos ascendieron a u$s 95.600 millones bajo el gobierno de Milei.
A partir del nuevo acuerdo con el FMI, y con la llegada del primer desembolso que fortaleció las arcas del Central, Caputo anunció modificaciones para incentivar la llegada de inversiones extranjeras. Así, la entidad monetaria presidida por Santiago Bausili confirmó que “autorizará a inversores no residentes a acceder al Mercado Libre de Cambios (MLC), sin conformidad previa, para la repatriación de las nuevas inversiones que realicen”. Se les pide un parking de 6 meses, en año electoral el gobierno busca llegar a octubre sin mayores sobresaltos en el plano cambiario, una tarea difícil por volatilidad externa e interna.
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Al banco JP Morgan le gustó esto, en un reciente informe recomendó invertir en el país. En 2018, Caputo garantizó negocios millonarios para los fondos especulativos que habían ingresado a participar de la bicicleta financiera. “Entre diciembre de 2015 y principios de 2018, aproximadamente 8 de cada 10 dólares que ingresaron al país tenían su origen en colocaciones de deuda y capitales especulativos”, señala un informe del BCRA. Los capitales especulativos sumaron u$s 12.300 millones en ese periodo.
Ante el cambio en las condiciones económicas, a finales de abril tuvo lugar la primera corrida encabezada por el ex empleador de Caputo, el banco JP Morgan. Ese día Federico Sturzarnegger vendió la suma de u$s 1.470 millones, un récord. Pero nada calmó a los buitres que siguieron demandando dólares, con las reservas por el piso y el dólar disparado, el 20 de junio Macri y FMI confirmaron un nuevo acuerdo. En aquel momento no había cepo, Caputo tomó las riendas del BCRA y en apenas 3 meses se patinó los u$s 15.000 millones del primer desembolso del Stand By, financiando la salida de estos grupos. Luego de esto fue eyectado del Gobierno (a pedido del Fondo) y su reemplazante -Guido Sandleris- anunció el inicio de un esquema cambiario de flotación entre bandas. Cualquier similitud con la actualidad no es coincidencia, son las viejas recetas del FMI.
Distintas investigaciones confirman que los u$s 44.000 millones que el FMI le entregó al macrismo —como un claro apoyo político—, se usaron para viabilizar la en fuga de capitales del sector privado, salida de capitales especulativos (como BlackRock o Templeton, grandes fondos de pensiones) y pagos de la deuda externa. Caputo y Milei, en connivencia con bancos como JP Morgan, preparan las condiciones para una nueva ronda de carry trade con estos capitales buitres. Algunos analistas informan que, desde el gobierno, esperan que en los próximos dos años el ingreso de capitales financieros ascienda a u$s 12.500 millones, recreando una nueva burbuja especulativa que, cuando se pincha, solo empeora el efecto que la crisis económica y social ya impone sobre las mayorías sociales.
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¿Quién paga la fiesta del carry trade?
En los medios hegemónicos circulan economistas y funcionarios fomentando y explicando los mecanismos de la bicicleta financiera, una práctica “legal” y accesible, sostienen. El caso de Aracre en la tv (ex asesor del último gobierno peronista), alentando a la gente a cambiar sus dólares para ponerlos en esta timba, es sólo un ejemplo. Pero ninguno de ellos aclara que la ganancia asegurada es para los grandes grupos, que cuentan con información privilegiada por parte del gobierno y de bancos, lo que les permite estar un paso adelante. Lo único que buscan estos movimientos especulativos es obtener una renta financiera a corto plazo, no hay inversiones en la economía real y muchas veces el desarme repentino de las posiciones en pesos que se vuelvan al dólar empeoran la crisis. Bajo el macrismo, las corridas cambiarias causaron una devaluación de más del 100% del peso argentino.
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En el país existe una basta experiencia con estos ciclos cortos de capitales especulativos, que ingresan cuando ven condiciones rentables y coinciden con gobiernos que tienden a desregular el “mercado de capitales”. Para financiar la fiesta especulativa el costo recae sobre quienes pagan las altas tasas de interés, condición para garantizar la ganancia, como aquellos que tienen préstamos en pesos. También las mayorías populares que sufren las consecuencias del atraso cambiario, y como la caída de la actividad industrial, el encarecimiento de los servicios públicos dolarizados, recesión y pérdida de puestos laborales y el hundimiento del consumo por la vía de salarios y jubilaciones deteriorados. El de Milei y Caputo es un plan económico que agudiza los problemas estructurales de la economía nacional. Recurrieron al endeudamiento con el FMI para seguir garantizando las ganancias de los grupos concentrados y ahora buscan que ingresen capitales buitres, mientras mantienen un gran recorte fiscal sobre áreas sensibles como la salud, educación y jubilaciones.
El mismo FMI que le bajó el pulgar al “Toto” en 2018 ahora le vuelve a prestar u$s 20.000 millones, y no sólo eso, el primer desembolso fue del 60% del préstamo. Aunque el nuevo esquema de flotación entre bandas de $1000 y $1400 debutó más cerca de la banda inferior, los movimientos varían a diario. Y los interrogantes sobre qué pasará con las liquidaciones del “campo”, la suba de la inflación y los vaivenes del contexto internacional, pueden inclinar la cancha. La puesta en marcha de una nueva bicicleta -que sólo busca la ganancia financiera a corto plazo- aumenta la volatilidad cambiaria que irá en aumento de cara a octubre.
El FMI pone plata apoyando este rumbo de especulación financiera, endeudamiento y fuga. De Macri a Milei la deuda fraudulenta con el FMI será de u$s 57.200 (en 2026). La directora del FMI se animó a decir sin tapujos a quién votar en las próximas elecciones. El desconocimiento soberano de la deuda es la única medida que enfrenta realmente este plan de ajuste, este saqueo al que se adaptaron todos los gobiernos de turno. En complementariedad, una medida como la nacionalización del sistema bancario bajo gestión de trabajadores, podría poner fin a las maniobras de la banca privada y altamente extranjerizada; que viabiliza los mecanismos de la gran fuga de capitales. Junto al monopolio estatal del comercio exterior, que permitiría combatir los fraudes de sobrefacturaciones de exportaciones y de importaciones desmedidas sin fin específico. Esta propuesta de la izquierda busca pensar una alternativa al capitalismo en crisis, en perspectiva de la planificación económica democrática y desde abajo, en función de las necesidades de las mayorías, en oposición a la ganancia de unos pocos.
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[1] Centro CIFRA: Informe de coyuntura N°46, Abril 2025, elaborado por Pablo Manzanelli y Leandro Amoretti.