27, junio, 2025

Camilo Tiscornia: En Argentina es más importante controlar la inflación que el tipo de cambio

El economista Camilo Tiscornia se refirió al atraso cambiario y aseguró que una suba del dólar no tiene por qué trasladarse completamente a la inflación. “En el 2001 no se pasó toda la devaluación a los precios”, dijo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).

Camilo Tiscornia es economista, máster en Economía por la Universidad Di Tella, director de la consultora C&T Asesores Económicos, especializada en análisis macroeconómico. Dicta clases de Macroeconomía, tanto a nivel de grado como de posgrado, en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica.

Teníamos mucho interés en hablar con usted para que nos ayude con esta polémica acerca del consumo, que según el INDEC tuvo un aumento trimestral del 2,9%, desestacionalizado. Y todos los tuits que sacó el Presidente para decir: “mandriles, periodistas equivocados”, “¿cómo no va a aumentar el consumo si aumenta la producción?”

Esto no les gusta a los autoritarios

El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.

Y paralelamente, uno podría decir que es extraño que aumente el consumo si el salario disponible, después de pagar los servicios públicos y —creo que— el alquiler es 10% menor que en 2023?”. Es decir, por un lado es correcto el planteo del Presidente —“si aumenta la producción, la gente, no los fabricantes, no se van a quedar con los productos que fabrican en stock indefinidamente”—, pero también resulta contradictorio respecto de cómo va a aumentar el consumo si la gente tiene un 10% menos de capacidad de consumo.

Entiendo que puede haber situaciones coyunturales, de personas que usen ahorros para comprar bienes durables. Y entiendo también que tenemos un problema en las estadísticas argentinas, de que todo está medido con cierto grado de precariedad.

Mire, yo, por de pronto, creo que lo que usted manifiesta es el reflejo de la situación. Yo creo que no hay una situación homogénea en este asunto. Y esto tiene mucho que ver con que la información que hay sobre lo que es el consumo tiene limitaciones. Primero, limitaciones de disponibilidad temporal. Entonces, por ejemplo, los datos que comentaba el Presidente, que salen de lo que publica el INDEC del cálculo del PBI, son del primer trimestre… y estamos en junio.

Entonces estamos discutiendo una realidad de hace prácticamente medio año, que ya es antigua —por decirlo de algún modo—. Pero esa es la verdadera medida del consumo total de la economía. No hay otra. Ese dato es absolutamente cierto, y refleja la evolución del total del consumo de la Argentina, que fue un récord histórico, fue el valor más alto. Si uno toma esa serie y la pone en un gráfico, se encuentra que es el dato más alto de esa serie. Esto es innegable.

Entonces, el Presidente tiene razón, de alguna forma, en lo que está diciendo. Ahora, ¿qué ocurre? Ahí uno no tiene una apertura en esos datos como para tratar de ver qué fue lo que más subió o quiénes fueron los que estuvieron consumiendo eso.

Hay otras fuentes de información que tratan de dar alguna idea de la apertura y de lo que puede haber ahí adentro. E incluso son fuentes que son más actuales. Hay diversas encuestas que hacen empresas privadas que están relacionadas con el consumo masivo, que tienen información de los datos de tickets de supermercados, por ejemplo, y de distintos comercios.

Hay información que sale de cámaras de comerciantes. Hay información que saca el mismo INDEC, por ejemplo, de las ventas en mayoristas, productos electrónicos, en supermercados, que son más actuales. Tenemos datos a abril, a mayo. Pero el problema de toda esa información es que es parcial, es excesivamente parcial, y no refleja todo el universo.

Entonces, ahí está esta especie de pelea que hay permanentemente, porque la realidad es que no tenemos del todo una información que nos permita entender, en todo momento, lo que está pasando en los distintos componentes.

Y yo creo que lo que hay es una disparidad bastante importante, por lo que usted marcaba como un tema fundamental: hay gente que tiene que pagar mucho más por los servicios de lo que pagaba en el año 2023, y lógicamente eso le condiciona la capacidad de consumo de otros bienes y servicios.

Obviamente que es malo. Es negativo para las personas que lo están sufriendo. Pero, lamentablemente, era necesario, porque lo que pagaba esa gente por los servicios en aquel momento era disparatado.

El viceministro de Economía defendió el tipo de cambio: “No está planchado ni controlado”

Pero bueno, esa gente, sin ninguna duda, consume menos. Y probablemente, si lo abriéramos, uno podría inferir que el 30% más alto de la pirámide está consumiendo más, y el 70% más bajo de la pirámide está consumiendo menos. Y que el aumento de consumo de bienes durables puede tener que ver también con la capacidad de ahorro de aquellas personas que, viendo un dólar planchado, deciden invertir sus dólares en comprar autos, o motos, o electrodomésticos.

Yo no lo veo tan lineal. Yo creo que justamente el problema que hay en este momento, y por eso hay tanta discusión, es que, como los indicadores son muy fragmentados —uno tiene, por un lado, las ventas en supermercados, los autoservicios, las ventas de autos, las ventas de motos, los despachos de cemento—, es tan fragmentada la información que realmente las interpretaciones que puede haber son muchas.

Elizabeth Peger (EP): Argentina registró un déficit en su cuenta corriente de casi USD 5.200 millones y de alguna manera eso se tuvo que financiar ¿Cuán sustentable puede ser continuar financiando semejante nivel de déficit en la balanza, no?

Bueno, ese es un tema complejo. Haría una salvedad, como con los datos de consumo: se refiere al primer trimestre. Y aparte ya hay información conocida, porque el Banco Central difunde algo bastante similar a lo que se difundió este miércoles del INDEC. Tiene diferencias metodológicas.

Y no es que todos los días está vendiendo cada vez más futuros, que sería un tema de preocupación. Entonces, me parece que algunas cosas han cambiado respecto de ese primer trimestre, pero sin duda que el tema del nivel del tipo de cambio es un factor de preocupación.

Lo que creo es que, teniendo un régimen de cambio flotante, en la medida en que pueda funcionar, me parece que es una mejor forma de atacarlo que el esquema que teníamos antes, del Banco Central controlando la evolución del tipo de cambio oficial.

El tema es que, en aquel momento, ese tipo de cambio oficial coexistía con un tipo de cambio paralelo que era aproximadamente el triple o el cuádruple, que hoy en día no es el caso. Entonces, esa es una diferencia muy importante respecto de aquel momento.

En algún punto, podríamos pensar que esto es más genuino que lo anterior, que aquello estaba absolutamente controlado. Ahora, eso no quita que este tipo de cambio —como aquel otro— genere este famoso tema de si está atrasado el tipo de cambio, y que genera problemas de competitividad en la Argentina, y que la gente se vaya de viaje al exterior.

Y cierro con un concepto más. Muchas veces se habla de que los argentinos tenemos fortunas en el exterior. Los números que hay son siderales: 200.000 millones de dólares, 300.000… no sé, los números que uno pueda imaginarse.

Entonces yo digo: muchas veces se pide, se pregunta, ¿por qué esa plata no viene a la Argentina? ¿Por qué los argentinos no confían en el país y no vienen a invertir en el país? Razones hay muchas, pero lo que digo es: si realmente esa confianza existiera, y esos capitales se volcaran, la Argentina —realmente— el tipo de cambio no tendría por qué estar muy alto.

Eduardo Setti: “El superávit que consiguió Javier Milei es precario”

Si vemos la historia, uno podría decir que en el 2001, por ejemplo, cuando se salió de la convertibilidad, en el 2002 estrictamente, el tipo de cambio pegó un salto brutal”. Si ustedes recuerdan, pasó de uno a cuatro, después se estabilizó en tres, y la inflación no fue lo mismo en aquel momento. Es como que no se pasó toda la devaluación a los precios.

Lógicamente, ahí hubo un rol importante del tipo de cambio, porque efectivamente había necesidad de corregir el tipo de cambio en aquel momento. Y cuando existe esa necesidad, es probable que, si uno permite ese movimiento, no todo se termine yendo a precios.

Pero en aquel momento hubo dos elementos muy importantes, cuando uno compara. Primero, cuando arrancó la crisis del 2002, el desempleo saltó al 27%. Y eso, de por sí, actúa como un factor de contención a la inflación. No es el caso de la Argentina en este momento, que uno puede discutir si aumentó el desempleo o no, pero tengamos en cuenta que el desempleo en la Argentina hoy está en torno al 7%. No tiene nada que ver con aquel contexto.

Y en segundo lugar, en aquel momento ocurrió otra cosa trágica en la Argentina, que fue la pesificación de todos los contratos de la economía, que ayudó, por supuesto, a evitar que el tipo de cambio se traspasara a los precios.

Entonces, puede haber movimientos del tipo de cambio que no se pasen a los precios, sin duda. Y esa es la lógica que hay en los países en los que esto funciona. Pero lo que requiere es un genuino control de la inflación.

MC cp

Más Noticias

Relacionadas