¿Qué no pasó en el clásico entre Atlético Madrid y Real Madrid? Tuvo de todo el derbi de la capital española que terminó en un empate agónico 1 a 1 del Atlético de Diego Simeone que, además de Nahuel Molina y de Rodrigo De Paul, puso como titular a Julián Álvarez aunque como mediocampista izquierdo. Ángel Correa entró y puso en tiempo de descuento la igualdad cuando el equipo merengue saboreaba el triunfo en un partido que estuvo interrumpido por una lluvia de encendedores. Así, los dos conservaron el invicto, pero no aprovecharon la derrota del líder Barcelona.
El marco, inigualable, con 70.112 espectadores colmando el Estadio Metropolitano y batiendo un récord de asistencia. El clima, sensacional, con un mosaico perfecto decorando las tribunas en un recibimiento histórico. Faltaba el fútbol, que tardó en armarse ya que los dos se preocuparon más en el primer tiempo por arruinarle los planes al otro.
Con un esquema espejo (4-4-2), Atlético Madrid y Real Madrid, sin el lesionado Kylian Mbappé, se neutralizaron al principio. La primera muestra la dio el Cholo con una formación táctica en la que eligió ubicar a un delantero picante como Julián: volante izquierdo. Abierto por la banda zurda, la Araña de Calchín no pudo picar. Tuvo una sola clara en esa primera parte y su remate fue desactivado por un atento Thibaut Courtois.
Esa fue, de hecho, la única de riesgo real que el local generó en esa etapa en la que el conjunto blanco puso un poco más a prueba al arquero adversario. Jon Oblak le sacó un remate a Federico Valverde y otro a Jude Bellingham.
El duelo recién se hizo de ida y vuelta en la segunda parte. El Atleti salió con mayor determinación y rápidamente hubo peligro en ambas áreas. Pero el que acertó fue el cuadro de Ancelotti. Luka Modric abrió un tiro libre hacia la izquierda para Vinicius. El brasileño mandó el centro pasado y su compatriota Eder Militao la controló y definió.
Courtois, de pasado en Real Madrid, se dio vuelta y celebró de cara a la gente del Atlético, que respondió arrojando encendedores y otros proyectiles. El árbitro Mateo Busquets Ferrer no anduvo con vueltas y a los 23 minutos optó por cortar por lo sano y frenar el juego. No solo eso, mandó a los dos planteles a los vestuarios hasta que se tranquilizara todo. Simeone debió acercarse a la tribuna para pedir calma. Luego de unos 10 minutos, se reanudó la acción.
Simeone movió el banco. Metió a Correa, pero sacó a Alvarez para buscar el empate. Le salió bien: Angelito picó al vacío, eludió al arquero y clavó la igualdad agónica, que fue cobrada en segunda instancia por el VAR. Y hubo justicia.