El pasado viernes, el peronismo bonaerense tuvo una primera reunión en la sede del PJ local, para comenzar la discusión sobre un frente electoral de unidad para las elecciones de legislativas en la provincia de Buenos Aires. Participaron Máximo Kirchner, Sergio Massa, Juan Grabois y hasta Guillermo Moreno, quien viene reivindicando a la negacionista vicepresidenta Victoria Villarruel. Pero el gobernador Axel Kicillof no fue invitado y el Movimiento Derecho al Futuro que nuclea a la mayoría de los intendentes bonaerenses, quedó afuera de ese debate.
Luego hubo conversaciones entre el Massa, Máximo y Kicillof donde trascendió que respetarán la estrategia electoral que proponga el gobernador. Una suspicacia hizo ruido entre sus filas: si Cristina había previsto unas elecciones difíciles con un probable mal resultado para el peronismo, quizás la idea sea endilgarle una posible derrota al gobernador de la provincia.
La presentación de listas cierra el 19 de julio y las distintas fracciones peronistas continúan enfrascadas en discusiones por cargos y lugares. Máximo quiere encabeza la tercera sección, la más importante en cuanto a caudal de votos y perspectiva nacional. Massa quiere reconquistar la primera sección electoral, donde ha perdido apoyo desde que dejó la intendencia. Y Kicillof habla de poner candidatos “competitivos”, que sean capaces de conquistar más votos de los previstos: el hijo de la expresidenta parece tener un techo. En principio no hay acuerdo.
Al parecer el “espanto” de la proscripción vitalicia para Cristina Fernández de Kirchner no fue suficiente para cauterizar la ruptura interna, las disputas de poder siguen tomando la delantera. Sigue habiendo tironeos en las distintas reuniones parciales que ocurren por estos días.
La única estrategia que despliega el peronismo frente al avance antidemocrático es electoral. Tanto Cristina como Máximo llamaron a fortalecer el movimiento de cara a las elecciones 2027 y no parecen tener ningún tipo de intención en desplegar fuerzas sociales para ponerle un freno al autoritarismo del régimen y tirar abajo la proscripción. A contramano de lo que seguramente deseaban las bases que se movilizaron a Plaza de Mayo desde todo el país, a pesar de las requisas policiales. El tatuaje de la intendenta de Quilmes Maira Mendoza es todo un símbolo de ese rechazo a combatir, que se expresa en los paños fríos que el kirchnerismo le ha puesto a las movilizaciones en apoyo a CFK y contra la proscripción. Muy alejados del imaginario del 17 de octubre que buscaron evocar tras la jornada del 18 de junio.
Pero el régimen continúa avanzando. El decreto policíaco de Patricia Bullrich, dio mayor poder a las policías para detener y espiar, por encima de las libertades democráticas, individuales y las garantías constitucionales. Y actualmente, las militantes camporistas Alexia Abaisar y Eva Mieri (presidenta del bloque de concejales del peronismo quilmeño) se encuentran arbitrariamente detenidas e incomunicadas por un escrache en la casa de Luis Espert que ameritaba una simple contravención. “Espert, si sos tan machito, nos vemos en las urnas“, fue la respuesta de la diputada Luana Volnovich ante este hecho de extrema gravedad. Abaisar se encuentra ilegalmente detenida en una cárcel de máxima seguridad.
El próximo sábado habrá un congreso del PJ bonaerense en la localidad de Merlo. Está previsto que la presida el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, quien carga con denuncias de abuso sexual. El motivo es mandatar al partido para ir en alianzas con otros espacios para las elecciones del 7 de septiembre y las nacionales del 26 de octubre.
Mientras siguen las tensiones con resolución incierta, el gobierno de Javier Milei continúa en su plan de saqueo, ajuste y represión. Y el miércoles continúa siendo el día de resistencia: con jubilades, trabajadores de la Salud, ahora con el Hospital Garrahan, con manifestaciones de trabajadores despidos por percecusión gremial y ahora se reactiva el movimiento en defensa a la cultura. Pero ni el peronismo como fuerza política, ni el peronismo en la conducción sindical, muestren intenciones de impulsar la resistencia al Gobierno. El plan de llegar sobre tierra arrasada a las elecciones del 2027, es el único objetivo que unifica a todas las fracciones.