El acceso al conocimiento siempre fue un objetivo estratégico en los conflictos, y hoy los registros digitales de universidades y centros de investigación son objetivos clave de la ciberinteligencia, usados para anticipar hostilidades e incluso facilitar crímenes de guerra.
La Guardia Revolucionaria Islámica coordina múltiples unidades cibernéticas dentro y fuera de Irán. Entre ellas, el Instituto Mabna actúa desde hace más de una década como brazo ejecutor de operaciones de inteligencia, enfocándose en recolectar información sensible y hostigar sistemáticamente a objetivos israelíes y estadounidenses, como bancos, servicios públicos y sistemas militares, con el fin de causar daños económicos y estratégicos, y obtener datos críticos, incluso sobre el programa nuclear israelí.
En 2019, el Instituto Mabna fue señalado como responsable de un ciberataque masivo contra infraestructura clave del Reino Unido, donde además se filtraron y vendieron números de teléfonos de políticos y periodistas. Irán se ha posicionado como una de las principales amenazas cibernéticas para Occidente, detrás de Rusia y China.
Desde el 7 de octubre de 2023, tras el ataque de Hamas a Israel, se intensificaron las agresiones cibernéticas contra el Estado israelí y sus aliados, apuntando a infraestructura crítica como sistemas de agua y energía, en el marco de una estrategia de ciberguerra.
Ya en 2018, el Departamento de Justicia y la OFAC de EE.UU. habían sancionado al Instituto Mabna y a diez iraníes por robo de propiedad intelectual y datos de universidades y medios, con fines estratégicos y económicos.
Mabna opera como una red consolidada de hackers a sueldo al servicio del régimen iraní y del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica. Durante años se ha infiltrado en organizaciones académicas, gubernamentales y privadas para sustraer información sensible, utilizando técnicas de phishing a gran escala, robo de credenciales y explotación de vulnerabilidades en sistemas informáticos.
Fundado alrededor de 2013, El Instituto Mabna tiene sede en Teherán y se ha convertido en una de las organizaciones responsables de las campañas de piratería más extensas y sofisticadas patrocinadas por un Estado. Se le atribuye la coordinación de ataques contra 144 universidades estadounidenses, 176 universidades de 21 países, 47 empresas privadas nacionales y extranjeras, el Departamento de Trabajo de EE.UU., la Comisión Federal Reguladora de Energía, los gobiernos de Hawái e Indiana, la ONU y Unicef, entre otros.
Sus fundadores diseñaron la organización para colaborar con universidades y centros de investigación iraníes, con el objetivo de acceder ilegalmente a recursos científicos extranjeros. Para ello, reclutaron hackers y ciberdelincuentes, tanto independientes como vinculados a entidades gubernamentales y empresas privadas iraníes, con quienes llevan adelante operaciones en nombre del régimen.
Los ataques del Instituto Mabna abarcan datos de todas las áreas del conocimiento -ciencia, tecnología, ingeniería, ciencias sociales y medicina- con fines estratégicos y económicos, al comercializar la información robada en mercados ilegales. Utilizan infraestructura dentro y fuera de Irán, en un contexto donde la guerra híbrida es una realidad constante y sin fronteras. La prevención y detección temprana son claves para defender las democracias y los valores de Occidente.
Especialista en riesgo tecnológico y negocios