16, junio, 2025

Peronismo de luto, apunten a Axel Kicillof y “Luche y vuelve” versión 2025

El difícil realismo argentino

– Si seguimos a este ritmo vamos a terminar tomando La Bastilla. Y si La Bastilla está cerrada, vamos a tener que tomar el Palacio de Invierno.

– Sí. Acá hay muy poco realismo.

Este diálogo entre dos dirigentes de larga experiencia se escuchó el jueves, en medio de la cumbre del peronismo en la sede del PJ, convocada para discutir los efectos de la confirmación de la condena a Cristina de Kirchner.

Expresa la médula de las acciones de la oposición frente al hecho que cierra el ciclo del duhalde-kirchnerismo que ha dominado al peronismo en el último cuarto de siglo. Difícil pedir realismo en la Argentina de las quimeras. El que no tenía nada se quedó (cree) con todo y la que (creía que) tenía todo, se quedó sin nada.

Lo explica la crisis política, que no es de representación ni del sistema. Es de la inteligencia de los líderes de los partidos para interpretar la realidad, exigente en un mundo en donde las sociedades son más fuertes que los gobiernos, que se mueven según modelos e instituciones que nacieron en el siglo XVIII y que han demostrado su incapacidad para responder a las demandas del siglo XXI. Nada que no tenga remedio.

En el medio hay que convivir con las extravagancias de un país rico, con un sistema electoral fuerte y creíble, que asegura la democracia, que es la alternancia pacífica de gobiernos de signos contrarios sin persecuciones ni muertes. En el ciclo que nació en 2023 perdieron los líderes del peronismo y de Cambiemos -las dos grandes familias políticas en las que se sindica la mayoría de los votantes-.

En ese revés también perdió Milei, que es presidente de rebote, con 29% de los votos propios, los prestados por Cambiemos y el ballotage. No ha podido aumentarlos, como demostró la adornada elección porteña.

El novelista Leonardo Sciascia escribió a finales de los años ’70, en los albores de la peor crisis de Italia: “Parece que se inicia una era de monstruos y fantasmas. El ‘triste sobrenatural’ de Chesterton está a punto de poblar el mundo, de invadirlo. Desde el campo llegará a la metrópolis. Inevitablemente. El sueño de la razón produce monstruos (Nero su Nero, 1979)”.

Un momento de unidad

La salida de Cristina tiene hacia adelante fuerza simbólica suficiente para aferrar las ventajas de este acontecimiento.

1) Renueva la unidad del principal partido de la oposición, siempre frágil, al punto de que parece claro que, si Axel no adelantaba las elecciones en Buenos Aires, la Suprema Corte no adelantaba la sentencia. La disidencia entre ella y Axel ha llevado a Cristina al calabozo. Esto no va a quedar así.

2) El desplazamiento de Cristina le da una oportunidad al peronismo de sacarse de encima el factor más importante de división. Cristina suplió la falta de liderazgo del peronismo después de la salida del último líder, Carlos Menem, con la insuficiente jefatura del peronismo del AMBA.

Con esa sola rueda el peronismo pudo gobernar entre 2003-2015 y 2019-2023. La prueba más fuerte de la desafección de un importante sector del peronismo del interior hacia el peronismo del AMBA fue la desmovilización electoral que tumbó las chances de Sergio Massa en 2023 y lo hizo presidente a Javier Milei, con el voto de Cambiemos.

El llamado kirchnerismo (luego cristinismo) tenía tres nombres inscriptos en la cadena de su ADN: Néstor, Daniel Scioli y Cristina. Néstor murió, Cristina queda inhabilitada de por vida y Scioli es superministro de este gobierno en una demostración de que el peronismo es una identidad en tránsito, según la definición de Chacho Álvarez.

El luto no es eterno

Los efectos políticos de la novedad son difíciles de escrutar, pero las fuerzas toman ya posiciones de prevención. El peronismo tiene que aprovechar el tiempo de lo que los españoles llaman el “alivio de luto”, que es el período que sigue al luto riguroso por una pérdida y la vida se va normalizado.

Joaquín Sabina tituló el álbum que expresa la salida de una depresión como un “alivio de luto”. La primera reacción es aprovechar la efervescencia de unidad para lanzar una campaña que tiene como mira las elecciones de 2027.

Se ancla en el lado más conveniente de los grilletes para instalar la consigna de que Cristina está presa por el gobierno de ultraderecha en una trama que disparó antes el gobierno de Macri, que puso esta Corte, hizo la denuncia y es socio de Milei.

Ese lema es una renovación del “Luche y vuelve” de resistencias de antaño. Intentará mover las voluntades para que un futuro gobierno haga lo que creen que debió hacer Alberto Fernández: indultarla a Cristina. Las razones, tardías, de esta inculpación al gobierno, están contenidas en el documento que el peronismo hace circular en estas horas. Con lo que llaman “Las 20 verdades” del fallo, resumidas por el defensor Carlos Beraldi, y “Las 20 mentiras” que le agregó Wado de Pedro.

“Luche y vuelve” modelo 2017

Es difícil que este debate florezca en el terreno del derecho. En la presentación que hicieron Beraldi, el infante Máximo, los excancilleres Felipe Solá y Jorge Taiana el sábado ante cronistas de medios extranjeros -varios de ellos son argentinos que escriben en medios de acá y de afuera- se describió la sentencia como una patraña y se anunció la intención de instalar en el mundo la consigna de que Cristina es presa de Milei.

Algunos sugieren vías alternativas como la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El antecedente del “caso Petro” (Colombia) indica que dicha corte no suele revisar inhabilitaciones que provienen de fallos judiciales de última instancia. El actual presidente de Colombia Gustavo Petro ganó la pulseada porque lo habían inhibido en sus derechos políticos por la decisión de la Procuración de su país.

La posibilidad de que la inhabilitación no rija en el ámbito provincial, argumentando que los fueros son de la Cámara y no de la persona, genera debate y podría ser una estrategia legal para explorar por el kirchnerismo, aunque su viabilidad es cuestionable y requeriría una compleja batalla legal y política.

Macri: wait and see

En el PRO (seguro de sobrevivencia que tiene el gobierno) también analizó Mauricio Macri los efectos de la prisión de Cristina. La primera evaluación es que les conviene porque quiebra la polarización del oficialismo con el peronismo cristinista. Esa contradicción llegó a su techo con las elecciones en CABA, según las conclusiones de los cuarteles de Macri.

Milei sacó lo que sacó porque el público estaba cautivo de la opinión “Milei o el abismo”. Eso se terminó y se abre una oportunidad para los moderados. Mauricio desplegó su doctrina en diálogos con visitantes y en el debate del Consejo del partido:

* No es momento de extorsionar por cargos, como haría el peronismo, a un gobierno que hace lo que nosotros haríamos o pediríamos si gobernásemos.

* El modelo está en emergencia. Ya hemos visto antes esto de bajar la inflación, pero sin reactivación y con falta de dólares. Cuando esto pase el público nuestro va a pedir una respuesta moderada y republicana, y ahí vamos a estar nosotros. Es cuestión de esperar. No es nuestro momento.

* ¿Autocrítica? ¿De qué? Lo que no esperaba es que Patricia fuera tan traidora.

* Con el gobierno hay que lograr los mejores acuerdos para retener y sumar diputadores y senadores. ¿Candidato yo? Ni lo sueñen.

Errores estratégicos

Es difícil hoy decir cuánto durará el esperable alivio de luto y cuánto podrán aprovecharlo unos y otros. Los cristinistas le atribuyen a Cristina una notable capacidad táctica, manifestada en su habilidad para la ocurrencia del momento, el discurso del día o el gesto político que moviliza a su base. Pero tienen que admitir la fragilidad de su capacidad estratégica.

El último ejemplo fue el rechazo a nombrar jueces propuestos para la Corte Suprema, que atornilló a esta Corte de tres miembros, a la que ella mismo hostilizó todo cuanto pudo, con un juicio político que estaba destinado al fracaso. Ese error estratégico es descomunal.

Si admitía en el Senado a los dos candidatos, su expediente habría sido resuelto por una Corte de cinco, que se hubiera tomado dos o tres años para reacomodar su destino judicial. Hizo lo contrario: se peleó con el gobierno, con los dos candidatos y con el único juez que podía darle una mano, Ricardo Lorenzetti.

La pelea inútil contra Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla la dejó sola frente a Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz. Esta perspectiva interesa, porque ahora sus defensores ponen el acento en presuntos errores o falsedades jurídicas de la sentencia. Decirlo ahora es tarde, debieron pelear en ese terreno antes de la sentencia, y actuar más en el terreno político del fallo, si es que tiene una intención política.

El cristinismo perdió la brújula judicial cuando exaltó el protagonismo de funcionarios como Juan Martin Mena o Julián Álvarez, que la hicieron pelear con todo el sistema judicial por confrontar en minucias de estilo. Le iba mejor en la época cuando la asesoraba Héctor Masnatta y antes de pelearse con el “Bebe” Righi y apartó a Miguel Pichetto, respetado en la Corte. Nunca más hubo Procurador titular de la Nación ni cambios en la Corte.

¿Y el indulto? Te lo voy a deber

Las decisiones políticas de la expresidenta en los últimos años, incluyendo la elección de candidatos como Daniel Scioli o Alberto Fernández, y la conformación de fórmulas electorales, fueron movimientos que, si bien lograron éxitos puntuales, no construyeron una estrategia sostenible a largo plazo para el peronismo.

El otro error estratégico fue haber tenido el gobierno entre 2019 y 2023 y no hacerse indultar. Lo pedían Luis Delía, que de calabozos sabe, las madres de Plaza de Mayo, además de Eduardo Barcesat y Raúl Zaffaroni, que de derecho también saben. Pudo ser una decisión que tenía a su alcance Alberto Fernández o ella misma, amparada en esa exageración jurisprudencial que argumentó el primer Trump, de que podía indultarse a sí mismo.

Las señales indican que Cristina fue acompañada en el primer momento de la condena por los mismos que la llevaron a la desgracia, su hijo Máximo, Oscar Parrilli (a quien se le atribuyen argumentos fatalistas que lo anotan dentro de un anarco peronismo falaz y descreído) y Wado de Pedro. Del abogado, el juicio debe ser experto. De aquellos polvos, estos lodos.

La condena paraliza las agendas

El anuncio de Leopoldo Moreau el miércoles en Asuntos Constitucionales de Diputados, de que Unión por la Patria no participará en reuniones de comisiones hasta que se levante el cerco policial en torno al palacio y en repudio a la sentencia, consolida la decisión del gobierno de cerrar el Congreso hasta nuevo aviso.

Cualquier sesión de comisión o del recinto puede convertirse en una vidriera de proselitismo del peronismo, ante un gobierno al que le es muy difícil apoyar públicamente la sentencia judicial. Lo festeja de puertas hacia adentro, pero que lo acusen de mover a la Corte es poco creíble. También es dudoso que les convenga.

Por las dudas, no está confirmado aun si el 25 de junio asistirá Guillermo Francos al informe de rigor ante el Senado. En la semana cortísima que comienza, ya hay dos suspensiones programadas. Una es la que ordenó Pichetto, que preside la Bicameral de Rendición de Cuentas, en donde se debate agriamente la integración de la Auditoría General de la Nación.

Si el peronismo va es un bardo, porque tendrá una bocina calificada para denunciar la condena. Y si no va, dificulta el trámite legislativo. Se comprobó la semana pasada cuando UP se levantó de Asuntos Constitucionales. El presidente Nicolás Mayoraz (La Libertad Avanza) intentó, y de nuevo fracasó, que le dictaminasen el proyecto de Martín Menem para acortar el mandato de los nuevos auditores y, de paso, sacarle un representante al Senado.

Esta vez entre UP y algunos legisladores del centrao lo dejaron sin número para votar un dictamen. Lo mismo sucedió en el Senado, cuando Alejandra Vigo, que preside la misma comisión, avisó la suspensión de un debate sobre proyectos espesos, como jubilaciones y discapacidad.

Contraataque en territorio comanche

El Senado es territorio comanche para el oficialismo. El peronismo ha aferrado su unidad con Cristina y amenaza con imponer su reforma de la AGN con el aumento de los representantes de cada cámara y la reducción del mandato a cuatro años, o cinco, como propone el proyecto concurrente de Juan Carlos Romero.

También afila los cuchillos para dictaminar la reforma previsional con moratoria que ya aprobó Diputados. Esa norma incluye una reapertura de la moratoria. No tiene costo fiscal alto, dice la oposición, pero si el gobierno la deja pasar sumará nubarrones a la desconfianza que le tienen los mercados de que esto tenga alguna señal de salud.

El oficialismo teme que el peronismo logre una sesión especial, se dedique 8 horas a criticarlos, y además le aprueben ese proyecto. Si vuelve a Diputados, es muy probable que sea ratificado con 2/3 de los votos, una señal para Milei de que no podrá vetarlo. Tendría una cuádruple derrota en el tema jubilados, que para el FMI es el papel de tornasol para medir la sustentabilidad del gobierno.

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