La senadora convertida en secretaria “de las mujeres”, Citlalli Hernández, anunció la creación de 678 centros “LIBRE” para mujeres en todo el país, con una inversión inicial de más de 754 millones de pesos. Según la narrativa oficial, estos centros brindarán atención jurídica, emocional y comunitaria, con el objetivo de prevenir la violencia de género.
Pero las cifras la contradicen: la violencia sigue, las víctimas no reciben justicia y el programa solo sirve como escaparate político. Pensaron que podían maquillar las cifras sin consecuencias, pero la realidad los alcanzó.
En 2024 se reportaron al menos 797 homicidios de mujeres, aunque organizaciones advierten que el número real podría ser el doble. Solo en la CDMX hubo 42 casos en nueve meses, además de miles de denuncias por violencia familiar y agresiones sexuales. Mientras todo eso ocurre, el gobierno presume logros ficticios.
Retórica con recursos, resultados inexistentes
Los centros “LIBRE” prometen servicios integrales, pero en la práctica son espacios burocráticos, sin capacidad real de respuesta. La línea 079 es parte del decorado, no una herramienta efectiva.
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La violencia sigue, el presupuesto se esfuma
Mientras Citlalli organiza foros y conferencias, los refugios reales para víctimas siguen sin presupuesto.Los homicidios de mujeres se mantienen; las fiscalías no resuelven y las autoridades locales solo replican el discurso. Pero, en año electoral, los 678 centros se convierten en vitrinas de campaña.
Hasta Salinas Pliego lo dice sin rodeos
El empresario Ricardo Salinas Pliego ha sido uno de los pocos en exponer públicamente la hipocresía de Citlalli Hernández. La ha señalado por militar desde el privilegio, por vivir del erario mientras habla de “resistencia”, y por usar causas legítimas como trampolín narrativo.
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Cuando alguien tiene razón en algo, se nota. Porque en la 4T, la violencia contra la mujer no se combate: se capitaliza. Se convierte en recurso para discursos, en justificación para el gasto público; levantando la falsa bandera de la “soberanía económica” para estructuras que no benefician a las víctimas.
Los centros “LIBRE” no empoderan a nadie. Solo blindan a quienes los promueven.
Y mientras el país se desangra, ellos siguen entregando folletos… y cobrando sueldos.