19, marzo, 2025

Las bodas reales más lujosas de Mónaco: de Grace Kelly a Carlota Casiraghi

El Principado de Mónaco fue testigo de innumerables bodas que marcaron historia, no solo los icónicos vestidos que lucieron las novias de la familia Grimaldi, sino también por los protagonistas de estas legendarias uniones. Desde la legendaria Grace Kelly hasta la reciente unión de Carlota Casiraghi, cada enlace estuvo acompañado por un gran revuelo que sacudió al mundo de la realeza, la moda y el espectáculo.

Si hablamos de novias icónicas, Grace Kelly es el primer nombre que viene a la mente. Cuando la actriz de Hollywood se convirtió en princesa en 1956 al casarse con el príncipe Rainiero III, deslumbró con una boda que vio el mundo entero.

Para el gran día, la actriz lució un diseño creado por Helen Rose. Con encaje de Bruselas, una falda en falla de seda y un delicado velo sujetado con una tiara de encaje, el vestido de Kelly sigue siendo una fuente de inspiración para novias de todo el mundo. La elegancia y sofisticación de la actriz marcaron un antes y un después en la moda nupcial.

Carolina de Mónaco: tres bodas, tres estilos

La hija mayor de Grace Kelly, Carolina de Mónaco, pasó por el altar tres veces, y a pesar de que llamó la atención por lo escandaloso, la royal brilló con sus elecciones de vestuario. Dueña de un estilo clásico y glamoroso, la princesa captó la atención de miles gracias a su elegancia en cada traje.

Para su primer matrimonio con Philippe Junot en 1978, optó por un diseño romántico de Dior, con encaje y una cintura bien marcada. En su segundo enlace, con Stefano Casiraghi en 1983, eligió un vestido más sencillo en crepé de seda color crema. Finalmente, en su boda con Ernesto de Hannover en 1999, sorprendió con un atuendo en azul celeste, marcando una ruptura con la tradición del blanco.

Estefanía de Mónaco, la princesa rebelde

Con un estilo propio, la princesa Estefanía rompió los esquemas en su boda con Daniel Ducruet en 1995. Para el enlace, eligió un vestido de encaje con minifalda y un pronunciado escote, alejado de la pompa habitual en los matrimonios reales.

Aunque su unión no duró demasiado, su elección estilística sigue siendo una de las más comentadas de la historia de los Grimaldi.

Charlene de Mónaco, Carlota Casiraghi y las nuevas generaciones

Cuando Charlene Wittstock se casó con el príncipe Alberto II en 2011, se esperaba que su vestido estuviera a la altura de la historia de la familia real. Y no defraudó. Su elección fue un diseño de Giorgio Armani Privé de corte sirena, con un escote barco y una impresionante cola de cinco metros, bordada con cristales Swarovski. Con un peinado recogido adornado con un broche floral de diamantes y un velo de tul, la princesa optó por un look minimalista y refinado.

Las bodas de las nuevas generaciones de los Grimaldi han seguido el legado de elegancia de la familia, aunque con toques de modernidad. Tatiana Santo Domingo, esposa de Andrea Casiraghi, sorprendió con un vestido de inspiración bohemia de Missoni para su boda civil y un diseño romántico de Valentino para su ceremonia religiosa. Beatrice Borromeo, casada con Pierre Casiraghi, lució un vestido rosa empolvado de Valentino y luego dos creaciones de Armani Privé para su segunda ceremonia.

Por su parte, Carlota Casiraghi, quien es una de las royals aclamada por sus elecciones de estilo y con una fuerte impronta aliada al mundo fashion, llevó un atrevido minivestido de encaje de Yves Saint Laurent en su boda civil, y un elegante diseño de Chanel en la celebración posterior.

VO

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